Kicillof ya reconoce a los gobernadores que la economía está en caída libre.
"No hay manera de ganar una elección así", admite. Los mandatarios lo ven desconcertado y perdiendo influencia.
Axel Kicillof está desconcertado. Esa es la conclusión que sacaron algunos gobernadores que hablaron con él en los últimos días y con los que no tuvo problemas en admitir que no le encuentra la solución a los cada vez más apremiantes problemas económicos.
En esas charlas, vinculadas en principio a temas de gestión, el funcionario reconoció que la economía está “en caída libre”. La admisión causó estupor entre sus interlocutores, que escucharon atónitos a un Kicillof que hablaba más como analista opositor que como ministro.
Los gobernadores escucharon otra frase que los dejó estupefactos. “No hay manera de ganar una elección con la economía así”, reflexionó Kicillof, que dejó entrever que sabe que la situación está fuera de control, pero siempre analizando la situación como si nada tuviera que ver, como si estuviera en la facultad.
Quienes lo escucharon hacer estas admisiones percibieron dos cosas. La primera y más clara es que Axel está desbordado y no sabe qué hacer para enderezar al menos un poco el rumbo de la economía. La segunda es que está empezando a perder poder e influencia en el núcleo duro del Gobierno.
"No hay manera de ganar una elección así", admite. Los mandatarios lo ven desconcertado y perdiendo influencia.
Axel Kicillof está desconcertado. Esa es la conclusión que sacaron algunos gobernadores que hablaron con él en los últimos días y con los que no tuvo problemas en admitir que no le encuentra la solución a los cada vez más apremiantes problemas económicos.
En esas charlas, vinculadas en principio a temas de gestión, el funcionario reconoció que la economía está “en caída libre”. La admisión causó estupor entre sus interlocutores, que escucharon atónitos a un Kicillof que hablaba más como analista opositor que como ministro.
Los gobernadores escucharon otra frase que los dejó estupefactos. “No hay manera de ganar una elección con la economía así”, reflexionó Kicillof, que dejó entrever que sabe que la situación está fuera de control, pero siempre analizando la situación como si nada tuviera que ver, como si estuviera en la facultad.
Quienes lo escucharon hacer estas admisiones percibieron dos cosas. La primera y más clara es que Axel está desbordado y no sabe qué hacer para enderezar al menos un poco el rumbo de la economía. La segunda es que está empezando a perder poder e influencia en el núcleo duro del Gobierno.