Achicar la distancia entre surcos permite aumentar la captura de energía solar, con lo que hay un mayor desarrollo en etapas tempranas del cultivo y aumenta la posibilidad de lograr plena captura en la etapa crítica (R4 a R6) del cultivo.
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A diferencia del escaso impacto de la desuniformidad sobre el rendimiento del cultivo, en muchas situaciones, el rendimiento de una misma variedad sembrada en una misma fecha y a la misma densidad puede modificarse al variar la distancia entre hileras. Esto se debe a que el cambio en la distribución que se produce cuando las plantas se aproximan entre hileras y se distancian dentro de cada una de ellas modifica la relación entre eficiencia de intercepción y el IAF (índice de área foliar); lo que genera que, por cada unidad de IAF, se intercepte una mayor proporción de radiación y se establezca un menor valor de IAF crítico. Esto provoca un aumento del crecimiento durante las primeras etapas y eleva la posibilidad de lograr una plena intercepción durante el período crítico (Kantolic, 2008).
Las ventajas de reducir el espaciamiento son evidentes cuando una distancia mayor no permite maximizar la intercepción de radiación durante el período crítico situado entre R4 y R6; por el contrario, se reducen las ventajas cuando con surcos distantes se alcanza una plena intercepción en fases tempranas del ciclo (Kantolic, 2008). Cuando las condiciones ambientales (suelo, clima, malezas) limiten el crecimiento del cultivo, la reducción del espacio entre surco contribuye a mejorar el aprovechamiento de la radiación solar (Giorda, 1997).
El espaciamiento entre surcos óptimo se reduce con el incremento de la latitud. Esto se debe a que, a mayores latitudes, la estación de crecimiento más corta limita la producción de biomasa, resultando necesario reducir el espaciamiento para anticipar la cobertura del suelo e incrementar esa producción (Giorda, 1997).
La elección del distanciamiento entre hileras depende de la fecha de siembra, la latitud, las condiciones ambientales y las características del cultivar. En condiciones limitantes para el crecimiento del cultivo, la reducción del espaciamiento contribuye a mejorar el aprovechamiento de la radiación, el control de malezas e incrementa el rendimiento (Baigorri, 2004). El acercamiento permitirá realizar una competencia temprana a las malezas, debido a una mejor distribución de las raíces y a un rápido sombreado del suelo, aumentando el porcentaje de radiación solar interceptada y disminuyendo la competencia entre plantas del cultivo (Moreno y Masiero,
1992).
No todos los cultivares responden por igual al espaciamiento entre surcos. Los cultivares más precoces y con menor cantidad de ramificaciones presentan mayor respuesta a la reducción de la distancia entre surco (Baigorri, 2004). La magnitud del incremento de rendimiento por la reducción de 0,70 a 0,35 m alcanza valores máximos de hasta un 30 % (Bodrero y otros, 1995).
Un ensayo realizado por INTA Pergamino demuestra que, aunque no se determinaron diferencias significativas en los rendimientos por efecto del distanciamiento entre hileras, el análisis conjunto con otros experimentos permite identificar una relación directa entre el ciclo de la variedad y la respuesta al acercamiento entre hileras. En variedades de grupo IV sería posible incrementar los rendimientos reduciendo el espaciamiento más allá de 0,52 m entre hileras (Ferraris, 2009).
Con la reducción de espaciamiento entre surcos se obtuvieron incrementos de rendimiento, no solo en fechas de siembra tardías sino que en algunos ensayos con fecha de siembra temprana, también se observaron incrementos de rendimientos a menor distanciamiento (Baigorri y otros, 1992).
El componente más asociado con variaciones en el rendimiento del cultivo es el número de granos por unidad de superficie. Heatherly, trabajando con espaciamientos de surcos estrechos en sistemas productivos bajo riego en Misisipi (Estados Unidos), informa que los mayores rendimientos a medida que se estrechaba la distancia entre surcos podrían ser atribuidos a un aumento en el número de granos (Mondino y Gomez, 2009). Por todo lo dicho, el espaciamiento entre hileras óptimo será aquel que permita lograr una buena cobertura que asegure el uso eficiente de la radiación, un buen desarrollo evitando el vuelco, una reducción de la incidencia de enfermedades y una altura adecuada de inserción de vainas inferiores para facilitar la cosecha y evitar pérdidas (Giorda, 1997).