Los apalancados préstamos sembrados en el período de la euforia del fracking provocan ahora nuevos miedos en los mercados financieros por los impagos de deuda que pueden afectar a todo el comercio internacional. Los bajos precios que se obtienen hoy por cada barril de petróleo hacen difícil a las compañías petroleras pagar los intereses de los préstamos financieros solicitados en el período del auge. Y como los flujos de caja se han reducido, esta situación también pone en apuros a la banca, que comienza a sufrir un estrangulamiento financiero y se verá obligada a elevar los tipos de interés de estos préstamos por el incremento del riesgo, acelerando el impago de la deuda. De esta forma, la enorme cantidad de deuda que las compañías petroleras adquirieron para incursionar en la costosa tecnología del fracking, se ha convertido así en el nuevo riesgo del sistema financiero en su conjunto.
Sin embargo, lo que está en riesgo ahora no es solo el fraudulento sistema financiero sino los ahorros y los fondos de pensiones de millones de contribuyentes en todo el mundo. Desde los rescates bancarios del año 2008 ha habido un profuso debate sobre la necesidad de cambiar el sistema y evitar esos monstruos bancarios "demasiado grandes para caer" que debían ser rescatados por los gobiernos. Ahora se quiere obligar a que sean los depositantes y el dinero de los fondos de pensiones los que cubran las pérdidas del sistema financiero tal como se hizo en Chipre. Como advertimos en su momento, lo de Chipre fue el laboratorio para poner a prueba la confiscación de los depósitos de los ahorrantes y de los fondos de pensiones.
Esta nueva regla fue aprobada en la cumbre del G-20 realizada en Australia el pasado mes de noviembre y puede ponerse en práctica en cualquier momento. Por eso no debemos descartar que el violento descenso en el precio del petróleo sea una estrategia destinada a apropiarse cuanto antes de dichos recursos. Si el precio fue manipulado con astucia y precisión al alza, también puede ser manipulado a la baja para hacer uso cuanto antes de la nueva disposición de Angela Merkel y Jean Claude Junker. Las cuentas bancarias y los fondos de pensiones están en riesgo de ser confiscadas por este nuevo dolor del sistema financiero ocasionado esta vez por la excesiva codicia de las empresas petroleras.
Sin embargo, lo que está en riesgo ahora no es solo el fraudulento sistema financiero sino los ahorros y los fondos de pensiones de millones de contribuyentes en todo el mundo. Desde los rescates bancarios del año 2008 ha habido un profuso debate sobre la necesidad de cambiar el sistema y evitar esos monstruos bancarios "demasiado grandes para caer" que debían ser rescatados por los gobiernos. Ahora se quiere obligar a que sean los depositantes y el dinero de los fondos de pensiones los que cubran las pérdidas del sistema financiero tal como se hizo en Chipre. Como advertimos en su momento, lo de Chipre fue el laboratorio para poner a prueba la confiscación de los depósitos de los ahorrantes y de los fondos de pensiones.
Esta nueva regla fue aprobada en la cumbre del G-20 realizada en Australia el pasado mes de noviembre y puede ponerse en práctica en cualquier momento. Por eso no debemos descartar que el violento descenso en el precio del petróleo sea una estrategia destinada a apropiarse cuanto antes de dichos recursos. Si el precio fue manipulado con astucia y precisión al alza, también puede ser manipulado a la baja para hacer uso cuanto antes de la nueva disposición de Angela Merkel y Jean Claude Junker. Las cuentas bancarias y los fondos de pensiones están en riesgo de ser confiscadas por este nuevo dolor del sistema financiero ocasionado esta vez por la excesiva codicia de las empresas petroleras.