Quién te ha visto…
La vieja frase “Quien te ha visto y quien te ve”, responde a las críticas que provoca una persona la cual ha cambiado tanto en su vida, que olvidó sus raíces, sus orígenes y hasta sus modales. El título de una vieja obra de teatro de los años `30 se transformó prácticamente en un aforismo, a la hora de señalar a determinadas personas, quienes han podido cultivar fortunas, poder o glamour, haciendo un ejercicio único de olvido de su propia procedencia, llegando a denigrar y desconocer, lo que alguna vez fue parte de su propia vida.
Aquí en Santa Cruz y particularmente en Río Gallegos, aún recordamos a la esposa del gobernador calzando “chatitas” y cruzando la avenida General Roca, para internarse en las tiendas de Patio Central, a comprarse una remera para las tardes de verano en esta tierra de confín.
No pocos la recuerdan a ella y a Néstor en Santa Cruz, dedicados más a la plata que a los derechos humanos y muchos tienen presente, también, que el matrimonio conoció Europa, recién cuando el difunto llegó a la presidencia y merced a los viajes oficiales, pudieron recorrer las inimaginables tierras del viejo mundo, viajes que si dependían de que se costearan los pasajes de sus propios bolsillos, difícilmente hubieran realizado.
Lo más lejos que habían llegado Néstor y Cristina, fuera del país – además de Chile de donde era oriunda la familia del ex presidente – fue a Punta del Este, oportunidad en la que viajaron con el avión sanitario de la provincia.
La Vuitton, los hoteles de lujos, los vuelos de un lado a otro, los cientos de pares de zapatos que le hicieron olvidar las “chatitas” de Río Gallegos, las excentricidades y el desprecio por los demás, vino después; cuando a CFK le afloró su verdadero yo, ese tan temido, el más puro y representativo de lo que realmente somos cuando tenemos un poco de poder, o todo el poder, como fue su caso.
La mujer mustia y de familia que el santacruceño medio estaba acostumbrada a ver, aquella “peleadora” en diputados o la de cabellos grasos que solía caminar por algunas tiendas de la capital provincial en busca de zapatos o alguna chuchería en negocios de decoración, se transformó en lo que pocos pudimos reconocer en escaso tiempo. Como dijo Albert Einstein “Dale poder a un hombre (genéricamente hablando)… y lo conocerás realmente”.
http://opisantacruz.com.ar/home/2016/01/22/oficina-que-no-ha-usado-y-madre-que-ha-perdido-no-solo-el-poder-sino-su-memoria/33510
La vieja frase “Quien te ha visto y quien te ve”, responde a las críticas que provoca una persona la cual ha cambiado tanto en su vida, que olvidó sus raíces, sus orígenes y hasta sus modales. El título de una vieja obra de teatro de los años `30 se transformó prácticamente en un aforismo, a la hora de señalar a determinadas personas, quienes han podido cultivar fortunas, poder o glamour, haciendo un ejercicio único de olvido de su propia procedencia, llegando a denigrar y desconocer, lo que alguna vez fue parte de su propia vida.
Aquí en Santa Cruz y particularmente en Río Gallegos, aún recordamos a la esposa del gobernador calzando “chatitas” y cruzando la avenida General Roca, para internarse en las tiendas de Patio Central, a comprarse una remera para las tardes de verano en esta tierra de confín.
No pocos la recuerdan a ella y a Néstor en Santa Cruz, dedicados más a la plata que a los derechos humanos y muchos tienen presente, también, que el matrimonio conoció Europa, recién cuando el difunto llegó a la presidencia y merced a los viajes oficiales, pudieron recorrer las inimaginables tierras del viejo mundo, viajes que si dependían de que se costearan los pasajes de sus propios bolsillos, difícilmente hubieran realizado.
Lo más lejos que habían llegado Néstor y Cristina, fuera del país – además de Chile de donde era oriunda la familia del ex presidente – fue a Punta del Este, oportunidad en la que viajaron con el avión sanitario de la provincia.
La Vuitton, los hoteles de lujos, los vuelos de un lado a otro, los cientos de pares de zapatos que le hicieron olvidar las “chatitas” de Río Gallegos, las excentricidades y el desprecio por los demás, vino después; cuando a CFK le afloró su verdadero yo, ese tan temido, el más puro y representativo de lo que realmente somos cuando tenemos un poco de poder, o todo el poder, como fue su caso.
La mujer mustia y de familia que el santacruceño medio estaba acostumbrada a ver, aquella “peleadora” en diputados o la de cabellos grasos que solía caminar por algunas tiendas de la capital provincial en busca de zapatos o alguna chuchería en negocios de decoración, se transformó en lo que pocos pudimos reconocer en escaso tiempo. Como dijo Albert Einstein “Dale poder a un hombre (genéricamente hablando)… y lo conocerás realmente”.
http://opisantacruz.com.ar/home/2016/01/22/oficina-que-no-ha-usado-y-madre-que-ha-perdido-no-solo-el-poder-sino-su-memoria/33510