Por Horacio Verbitsky
La edición del 22 de abril no nos dió respiro porque pasó de todo. Yo empecé analizando los documentos oficiales de Estados Unidos sobre las cajas chinas que armó Luis Caputo para el lavado y la fuga de capitales. Ahí se verifica que el actual ministro de Endeudamiento y Comisiones no era un jugador de la Premier League. Manejaba menos de 500 millones de dólares, sólo tenía dos docenas de clientes (ni uno de ellos estadounidense), cuyas ganancias eran menores que si hubieran invertido en LEBACs o en plazo fijo en dólares en la Argentina. Caputo no mintió cuando dijo que era un fondo pequeño para parientes y amigos. Lo que no reveló es que el propósito de esa compleja arquitectura era ocultar ese dinero a la AFIP, así como él ocultó Noctua Partners. En 2014 Caputo invitó desde Noctua a invertir en bonos defaulteados argentinos, con la promesa de que el próximo gobierno los pagaría a buen precio, por una gestión que él mismo realizó. Tampoco se sabía que una de las empresas que Caputo designó para custodiar los fondos tenía en su directorio a una prima de Macrì.
Esto ocurre al mismo tiempo que el Presidente celebra el primer embarque de limones argentinos a Estados Unidos, producidos por una empresa que fundó su padre y por la cual la justicia procesa a su primo Angelo Calcaterra. Como en la realeza y la mafia, todo queda en familia.
Sebastián Soler nos cuenta del nuevo juicio iniciado por otros fondos buitre contra la Argentina que pretenden cobrar intereses por la demora en los pagos que ordenó el juez Griesa, intereses punitorios sobre los intereses e indemnización por daños. Y qué alegan: que un funcionario del gobierno de Macrì les prometió que si lo pedían por escrito se lo pagarían. Son más de 350 millones de dólares de puro humo, creados con la complicidad de ese funcionario. ¿Te imaginás quién fue?
La edición del 22 de abril no nos dió respiro porque pasó de todo. Yo empecé analizando los documentos oficiales de Estados Unidos sobre las cajas chinas que armó Luis Caputo para el lavado y la fuga de capitales. Ahí se verifica que el actual ministro de Endeudamiento y Comisiones no era un jugador de la Premier League. Manejaba menos de 500 millones de dólares, sólo tenía dos docenas de clientes (ni uno de ellos estadounidense), cuyas ganancias eran menores que si hubieran invertido en LEBACs o en plazo fijo en dólares en la Argentina. Caputo no mintió cuando dijo que era un fondo pequeño para parientes y amigos. Lo que no reveló es que el propósito de esa compleja arquitectura era ocultar ese dinero a la AFIP, así como él ocultó Noctua Partners. En 2014 Caputo invitó desde Noctua a invertir en bonos defaulteados argentinos, con la promesa de que el próximo gobierno los pagaría a buen precio, por una gestión que él mismo realizó. Tampoco se sabía que una de las empresas que Caputo designó para custodiar los fondos tenía en su directorio a una prima de Macrì.
Esto ocurre al mismo tiempo que el Presidente celebra el primer embarque de limones argentinos a Estados Unidos, producidos por una empresa que fundó su padre y por la cual la justicia procesa a su primo Angelo Calcaterra. Como en la realeza y la mafia, todo queda en familia.
Sebastián Soler nos cuenta del nuevo juicio iniciado por otros fondos buitre contra la Argentina que pretenden cobrar intereses por la demora en los pagos que ordenó el juez Griesa, intereses punitorios sobre los intereses e indemnización por daños. Y qué alegan: que un funcionario del gobierno de Macrì les prometió que si lo pedían por escrito se lo pagarían. Son más de 350 millones de dólares de puro humo, creados con la complicidad de ese funcionario. ¿Te imaginás quién fue?