Con el acuerdo con el FMI se ha prometido la normalización de la hoja de balance del Banco Central. ¿En qué consiste esta normalización? Como el Tesoro a través de años le ha venido colocando títulos intransferibles al BCRA a cambio de pesos contantes y sonantes para pagar déficit fiscal, ahora llegó la etapa en que debe conseguir esos pesos que gastó para devolvérselos al Banco Central, el cual a su vez, merced a esa absorción monetaria podrá cancelar las Lebac que ha emitido con el paso de los años con el fin de neutralizar la emisión monetaria que realizaba para financiar al Tesoro. Todo este procedimiento implicaría una reducción tanto en el activo como en el pasivo del Banco Central porque se cancelan créditos otorgados y Lebac.
¿Qué otro banco central del mundo está realizando un sinceramiento y reducción de su hoja de balance? El lector quizás no lo podría adivinar rápidamente porque puede resultar desconcertante. La respuesta es nada menos que la Fed. Sí, la Reserva Federal se encuentra inmersa en pleno proceso de normalización de su hoja de balance buscando reducir su activo, vía cancelación de créditos otorgados al Tesoro y su pasivo, vía absorción de base monetaria.
¿Cómo es el proceso por el cual la Fed ha ingresado en esta etapa a la cual el BCRA busca asemejarse? Pues bien, en plena recesión iniciada en 2008 se buscó en EE.UU. bajar las tasas de interés y aumentar el déficit fiscal como remedio para la crisis. Entre los mecanismos ideados para esto la Reserva Federal decidió emitir base monetaria comprando bonos -transferibles, comunes y corrientes en este caso con emisión monetaria lisa y llana. Así pudo bajar las tasas de interés y el Tesoro estadounidense pudo financiarse gratis y expandir su gasto, dado que las tasas de interés llegaron casi a 0%.
Como se ve, los estadounidenses usaron el mecanismo de expandir la hoja de balance de su banco central como metodología para salir de la crisis y reavivar la moribunda economía. Fue una decisión audaz, salió bien, y ahora, en plena reactivación y con un sólido crecimiento económico del 3% que se considera sostenible por varios años y la inflación comenzando a subir unas décimas se vuelve a la normalidad.
¿Y en el caso argentino? En nuestro caso, la expansión de la hoja de balance se decidió para financiar déficit fiscal con emisión monetaria porque los mercados internacionales estaban cerrados para Argentina que estaba en situación de "default". Fue así que el BCRA expandió su activo y su pasivo. Y el intento de normalización viene a través del acuerdo "stand by" firmado con el FMI. Pero hay una gran diferencia con el caso norteamericano. Una enorme diferencia: el intento de normalización de la situación tiene lugar en plena crisis económica recesiva, precisamente el caso inverso al norteamericano.
Los norteamericanos deciden endurecer su política monetaria y sacar dólares del mercado cuando la economía funciona bien. Los argentinos, en cambio, le firmamos al FMI un papel en el que nos comprometemos a realizar un endurecimiento de la política monetaria -y también un endurecimiento de la política fiscal, dado que el Tesoro solo podría devolver pesos al BCRA si tiene superávit- cuando la economía funciona mal. O sea, precisamente el caso inverso. Allá se endurecen las políticas fiscal y monetaria cuando hay reactivación. Acá se endurecen se lo hace cuando la economía funciona mal, o más bien pésimo.
¿Y porqué en Argentina se decide realizar ajuste fiscal y monetario en este momento? En esto hay que ser claros porque no solo se le ha "vendido humo" a la población, sino también a las propias máximas autoridades del país. Hay dos razonamientos. Uno superficial, y otro profundo. El superficial, que es el que campea triunfante es la irracional teoría de que un país con finanzas públicas sanas y un Estado super austero generan condiciones de confianza que hacen renacer la voluntad de los mercados de prestarle y no solo ello, sino también la vocación de los argentinos por invertir en el país e iniciar nuevos y redituables negocios que sirven a su vez para generar empleo y crecimiento. Así, la sanata sigue su curso indicando que con ajuste fiscal volverá la bonanza económica, cuando en el norte se hace todo lo contrario: el ajuste se hace mucho tiempo después que la bonanza volvió.
Más de un lector debe estar haciéndose una inquietante pregunta entonces: más allá de la capacidad, alta o baja, que tengan los integrantes del equipo económico para entender la realidad, ¿son todos tontos en el FMI como para recomendar a un país en plena crisis que aplique medidas que van precisamente a contramano de la que la más estricta lógica de la teoría económica recomienda? La respuesta, la verdad profunda, la "verdad verdadera", como dicen los niños puede causar una gran decepción a quien ha llegado a leer hasta este punto: el FMI no existe para que los países crezcan. No fue creado con el fin de ayudar a los países a que el empleo, los salarios y el crecimiento suban. El Fondo ni siquiera fue creado para que los países puedan estabilizar sus economías. Quien lo dude puede fijarse en el caso griego, en el cual el FMI, con Lagarde a la cabeza recomendó un plan económico que desestabilizó al país mucho más de lo que ya estaba antes del desembarco del FMI. Y no hicieron eso por tontos, como tampoco en el caso argentino recomiendan austeridad y políticas que van en contra del crecimiento por desconocer cómo funcionan los países serios y creíbles.
No, nos recomendaron la misma política monetaria y fiscal que en EE.UU. se está ensayando en circunstancias económicas que están en las antípodas de las norteamericanas porque el Fondo Monetario cumple estrictamente con su función. Y su función es impedir que el sistema de pagos y crediticio internacional sufra el más mínimo daño. Y la manera de que el sistema financiero internacional no sufra el más mínimo daño es impedir cualquier atisbo de "default". O sea: que los endeudados paguen.
¿Qué otro banco central del mundo está realizando un sinceramiento y reducción de su hoja de balance? El lector quizás no lo podría adivinar rápidamente porque puede resultar desconcertante. La respuesta es nada menos que la Fed. Sí, la Reserva Federal se encuentra inmersa en pleno proceso de normalización de su hoja de balance buscando reducir su activo, vía cancelación de créditos otorgados al Tesoro y su pasivo, vía absorción de base monetaria.
¿Cómo es el proceso por el cual la Fed ha ingresado en esta etapa a la cual el BCRA busca asemejarse? Pues bien, en plena recesión iniciada en 2008 se buscó en EE.UU. bajar las tasas de interés y aumentar el déficit fiscal como remedio para la crisis. Entre los mecanismos ideados para esto la Reserva Federal decidió emitir base monetaria comprando bonos -transferibles, comunes y corrientes en este caso con emisión monetaria lisa y llana. Así pudo bajar las tasas de interés y el Tesoro estadounidense pudo financiarse gratis y expandir su gasto, dado que las tasas de interés llegaron casi a 0%.
Como se ve, los estadounidenses usaron el mecanismo de expandir la hoja de balance de su banco central como metodología para salir de la crisis y reavivar la moribunda economía. Fue una decisión audaz, salió bien, y ahora, en plena reactivación y con un sólido crecimiento económico del 3% que se considera sostenible por varios años y la inflación comenzando a subir unas décimas se vuelve a la normalidad.
¿Y en el caso argentino? En nuestro caso, la expansión de la hoja de balance se decidió para financiar déficit fiscal con emisión monetaria porque los mercados internacionales estaban cerrados para Argentina que estaba en situación de "default". Fue así que el BCRA expandió su activo y su pasivo. Y el intento de normalización viene a través del acuerdo "stand by" firmado con el FMI. Pero hay una gran diferencia con el caso norteamericano. Una enorme diferencia: el intento de normalización de la situación tiene lugar en plena crisis económica recesiva, precisamente el caso inverso al norteamericano.
Los norteamericanos deciden endurecer su política monetaria y sacar dólares del mercado cuando la economía funciona bien. Los argentinos, en cambio, le firmamos al FMI un papel en el que nos comprometemos a realizar un endurecimiento de la política monetaria -y también un endurecimiento de la política fiscal, dado que el Tesoro solo podría devolver pesos al BCRA si tiene superávit- cuando la economía funciona mal. O sea, precisamente el caso inverso. Allá se endurecen las políticas fiscal y monetaria cuando hay reactivación. Acá se endurecen se lo hace cuando la economía funciona mal, o más bien pésimo.
¿Y porqué en Argentina se decide realizar ajuste fiscal y monetario en este momento? En esto hay que ser claros porque no solo se le ha "vendido humo" a la población, sino también a las propias máximas autoridades del país. Hay dos razonamientos. Uno superficial, y otro profundo. El superficial, que es el que campea triunfante es la irracional teoría de que un país con finanzas públicas sanas y un Estado super austero generan condiciones de confianza que hacen renacer la voluntad de los mercados de prestarle y no solo ello, sino también la vocación de los argentinos por invertir en el país e iniciar nuevos y redituables negocios que sirven a su vez para generar empleo y crecimiento. Así, la sanata sigue su curso indicando que con ajuste fiscal volverá la bonanza económica, cuando en el norte se hace todo lo contrario: el ajuste se hace mucho tiempo después que la bonanza volvió.
Más de un lector debe estar haciéndose una inquietante pregunta entonces: más allá de la capacidad, alta o baja, que tengan los integrantes del equipo económico para entender la realidad, ¿son todos tontos en el FMI como para recomendar a un país en plena crisis que aplique medidas que van precisamente a contramano de la que la más estricta lógica de la teoría económica recomienda? La respuesta, la verdad profunda, la "verdad verdadera", como dicen los niños puede causar una gran decepción a quien ha llegado a leer hasta este punto: el FMI no existe para que los países crezcan. No fue creado con el fin de ayudar a los países a que el empleo, los salarios y el crecimiento suban. El Fondo ni siquiera fue creado para que los países puedan estabilizar sus economías. Quien lo dude puede fijarse en el caso griego, en el cual el FMI, con Lagarde a la cabeza recomendó un plan económico que desestabilizó al país mucho más de lo que ya estaba antes del desembarco del FMI. Y no hicieron eso por tontos, como tampoco en el caso argentino recomiendan austeridad y políticas que van en contra del crecimiento por desconocer cómo funcionan los países serios y creíbles.
No, nos recomendaron la misma política monetaria y fiscal que en EE.UU. se está ensayando en circunstancias económicas que están en las antípodas de las norteamericanas porque el Fondo Monetario cumple estrictamente con su función. Y su función es impedir que el sistema de pagos y crediticio internacional sufra el más mínimo daño. Y la manera de que el sistema financiero internacional no sufra el más mínimo daño es impedir cualquier atisbo de "default". O sea: que los endeudados paguen.