Los jinetes del Apocalipsis ya no tienen seguidores en los mercados internacionales
El susto por la tensión entre Irán y Estados Unidos no duró mucho. Los inversores descartan la posibilidad de un guerra prolongada.
Por Sujata Rao y Dhara Ranasinghe - Agencia Reuters
LONDRES.- El ataque con misiles de Irán a bases que albergaban a tropas estadounidenses en Irak hizo que el precio del oro se disparara por encima de U$S 1.600 la onza, impulsó el yen japonés en casi 1 % y subió el costo del barril de petróleo en hasta U$S 3. Pero la desesperada carrera para entrar en activos de refugio tardó unas horas en esfumarse y las bolsas mundiales reanudaron la tendencia al alza.
Ese fue el segundo vaivén del mercado en el comienzo del mes, con un patrón similar al acontecido tras el asesinato del principal comandante iraní, Qassem Soleimani, en un ataque estadounidense. Y a su vez, esa reacción se pareció a los bruscos giros de los mercados que ocurrieron en septiembre, después de que un grupo de rebeldes apoyado por Irán atacara instalaciones petroleras saudíes.
Así que bienvenidos a un nuevo mundo donde hará falta una guerra mundial entre potencias nucleares para apreciar un impacto duradero en los mercados financieros. Y hasta hay quienes dudan sobre qué pasaría en ese apocalíptico escenario.
Conducta repetida
En esencia, los inversores parecen creer que Teherán y Washington evitarán un choque más profundo. En los últimos años, los conflictos militares regionales y otros estallidos breves no tuvieron un impacto duradero ni en la oferta ni en los precios del petróleo, y tampoco en la actividad económica mundial. Incluso los ataques de septiembre a instalaciones petroleras saudíes no tuvieron un efecto prolongado en los precios del crudo. Y más allá del Golfo Pérsico, los años de ensayos nucleares y lanzamientos de misiles de Corea del Norte todavía no han aumentado ni han afectado los patrones de inversión internacional durante un período de tiempo significativo.
Kit Juckes, analista de Societe Generale, explicó que esto indica que los operadores financieros y los inversores apuestan más por patrones de conducta repetidos que por un razonamiento geopolítico aficionado. “El mercado ha tomado una visión basada en una década de experiencia. Asume que esto no va a intensificarse descontroladamente. Hemos tenido un ciclo económico con miniciclos desde 2008, pero sin recesión. Hemos tenido guerras comerciales que no se han convertido realmente en guerras comerciales reales, sino que siguen siendo pospuestas”, observó.
Y los inversores que no vendieron sus acciones pese a las crisis de la deuda del euro, las pruebas de misiles de Corea del Norte, las revueltas de la Primavera Árabe, las guerras comerciales, la agitación en Oriente Medio y la introducción de políticas monetarias poco convencionales han cosechado ricos rendimientos: la renta variable mundial ha sumado más de U$S 25 billones desde 2010.
Cambio en el petróleo
Durante décadas, el impacto de los precios de la energía ha sido el principal mecanismo de transmisión de los conflictos -en particular en el Golfo Pérsico- a la economía y los mercados mundiales. La amenaza de la interrupción del abastecimiento de petróleo ha sido un nubarrón para la economía mundial desde que sus precios se cuadruplicaron durante el embargo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1973 y se dispararon 30 % en 1990.
Sin embargo, los picos de petróleo de hoy en día tienden a ser más breves. Esto se debe en parte a la naturaleza cambiante del uso de la energía y de las fuentes geográficas de suministro. Los productores de petróleo de Estados Unidos pueden dar ahora un paso adelante para compensar los máximos de precios derivados de las interrupciones de la oferta en el Golfo Pérxxxsico, independientemente de la política en la zona o de las actuaciones de la OPEP, al tiempo que se produce una aceleración en el aumento de las fuentes de energía renovable en un contexto de preocupación por el cambio climático.
Paul Donovan, de UBS Wealth, señala que, a causa de los desarrollos tecnológicos, hoy en día se necesita mucho menos petróleo para producir un dólar del Producto Bruto Interno (PBI) mundial. También destaca que en 1973 los países productores de energía destinaron al ahorro las ganancias adicionales obtenidas en el mercado de petróleo; en consecuencia, causaron un gran impacto en la demanda económica global. “En 2020, los vendedores de petróleo gastan ese dinero sin reparos. Por eso un precio del petróleo más alto no significa una gran caída, o en principio ninguna caída, en la demanda económica”, consideró.
Aprender del pasado
Las guerras e invasiones han provocado grandes cambios en el mercado en el pasado. Han causado minipánicos y compras de activos seguros ante el temor a que se vieran dañadas la confianza empresarial, el comercio exterior y los precios de la energía. En 2003, por ejemplo, el rendimiento de la deuda pública alemana, uno de los activos más fiables del mundo, cayó casi 70 puntos básicos entre marzo y junio, y en 1990 se redujo en una cantidad similar.
Pero la experiencia de las últimas décadas ha sido que, en igualdad de condiciones, los mercados tienden a recuperarse rápidamente y los gestores de cartera a los que no les tiembla el pulso durante las turbulencias a corto plazo obtienen frutos incluso sin necesidad de recurrir a costosas coberturas