Leemos por ahí....
Luego de la polémica por la sesión en la Cámara de Diputados del 1 de septiembre, donde la oposición se negó a sesionar de manera telemática, quedaron en evidencia expresiones violentas frente al Congreso Nacional. Desde un detenido por golpear la puerta con un martillo, y portar un arma blanca, hasta el intento de entrar de forma intempestiva de un grupo de personas que no respetaban la distancia social ni las medidas de bioseguridad.
De todas maneras, la manifestación no fue espontánea ni tampoco una expresión aislada en un contexto de crisis sanitaria y económica global. Apenas dos días antes de la manifestación en la Argentina, un grupo de personas referenciadas en la ultraderecha alemana (Alternativa para Alemania -AfD-) intentaron tomar el Reichstag (parlamento alemán). Luego de desprenderse de una marcha anticuaretena organizada en Berlín, un grupo con banderas del Reich alemán intentó invadir el Congreso de ese país.
"Ver las banderas del Imperio frente al Parlamento es vergonzoso", repudió el ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas. En el mismo sentido se expresó el ministro del Interior del gobierno demócrata cristiano de Angela Merkel, Horst Seehofer: "El edificio del Reichstag es el centro simbólico de nuestra democracia. Es intolerable que lo usen extremistas caóticos para sus fines". Aseguró también que "la pluralidad de opiniones" es una "característica del buen funcionamiento de la sociedad", pero que "la libertad de reunión alcanza sus límites cuando las reglas públicas son pisoteadas". La polícia de la capital alemana disuadió la movilización y hubo más de 300 detenciones a lo largo de toda la jornada.
"Crisis del coronavirus o no, debemos defender nuestras libertades", declaraba una estudiante alemana de 22 años a la prensa internacional. Cánticos con pedidos de renuncias sumados a intentos de tomas de edificios públicos: todos sintomas de un capitalismo que no logra contener a la sociedad en su conjunto.
Las marchas anti-cuarentena en Europa no son solamente patrimonio de Alemania, en mayo centenares de personas salieron a la calle en las ciudades suizas de Basilea, Berna y Zúrich.
De la misma manera que en la Argentina la crisis ecónomica y social emergente a la pandemia del coronavirus aumentó las posturas extremas y en su mayoría antipolíticas, cada vez son más las naciones que enfrentan estos desafios.
Luego de la polémica por la sesión en la Cámara de Diputados del 1 de septiembre, donde la oposición se negó a sesionar de manera telemática, quedaron en evidencia expresiones violentas frente al Congreso Nacional. Desde un detenido por golpear la puerta con un martillo, y portar un arma blanca, hasta el intento de entrar de forma intempestiva de un grupo de personas que no respetaban la distancia social ni las medidas de bioseguridad.
De todas maneras, la manifestación no fue espontánea ni tampoco una expresión aislada en un contexto de crisis sanitaria y económica global. Apenas dos días antes de la manifestación en la Argentina, un grupo de personas referenciadas en la ultraderecha alemana (Alternativa para Alemania -AfD-) intentaron tomar el Reichstag (parlamento alemán). Luego de desprenderse de una marcha anticuaretena organizada en Berlín, un grupo con banderas del Reich alemán intentó invadir el Congreso de ese país.
"Ver las banderas del Imperio frente al Parlamento es vergonzoso", repudió el ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas. En el mismo sentido se expresó el ministro del Interior del gobierno demócrata cristiano de Angela Merkel, Horst Seehofer: "El edificio del Reichstag es el centro simbólico de nuestra democracia. Es intolerable que lo usen extremistas caóticos para sus fines". Aseguró también que "la pluralidad de opiniones" es una "característica del buen funcionamiento de la sociedad", pero que "la libertad de reunión alcanza sus límites cuando las reglas públicas son pisoteadas". La polícia de la capital alemana disuadió la movilización y hubo más de 300 detenciones a lo largo de toda la jornada.
"Crisis del coronavirus o no, debemos defender nuestras libertades", declaraba una estudiante alemana de 22 años a la prensa internacional. Cánticos con pedidos de renuncias sumados a intentos de tomas de edificios públicos: todos sintomas de un capitalismo que no logra contener a la sociedad en su conjunto.
Las marchas anti-cuarentena en Europa no son solamente patrimonio de Alemania, en mayo centenares de personas salieron a la calle en las ciudades suizas de Basilea, Berna y Zúrich.
De la misma manera que en la Argentina la crisis ecónomica y social emergente a la pandemia del coronavirus aumentó las posturas extremas y en su mayoría antipolíticas, cada vez son más las naciones que enfrentan estos desafios.