La Unión Europea se ha montado principalmente sobre un eje franco-alemán, que los une y anula la posibilidad de un cuarto conflicto militar, que los había enfrentado en tres ocasiones (1870, WW1, WW2) desde el advenimiento de la Alemania moderna.
Ha marchado muy bien por varias décadas, pero subitamente (o no?) han aparecido complicaciones en la relación.
Al parecer Francia tiene una visión más politíca, apuntando más hacia la construcción de instituciones que inducen a una Federación, mientras Alemania prefiere ampliar la cantidad de miembros, pero manteniéndose más bien como un gran espacio comercial unido.
Con motivo del conflicto en Ucrania, las previas decisiones que había tomado Alemania -dependencia del gas ruso, desmantelamiento de las centrales nucleares, poder militar nulo- se empiezan a ver erradas, pero las correcciones que toman tienen efectos.
Al problema de los precios europeos de la energía, basados en el esquema inducido por los alemanes, lo han querido disminuir subsidiando a su industria con 200.000 millones de euros, lo que deja en desigualdad manifiesta al resto de las empresas europeas, dificultando la sana competencia.
También han decidido invertir fuertemente en defensa, recrear el mayor ejército europeo, pero desdeña los armamentos producidos en Europa, incluso torpedeando proyectos en los que participa.
Angela Merkel era de trato diario con el presidente francés Macron, no sucede lo mismo con Scholz con el cual hay una relación humana más distante.
La semana pasada tuvieron que posponer una reunión periódica de ministros de ambos países porque los desacuerdos eran tantos, que lo mejor era limarlos antes de poder sentarse en la misma mesa.
Hoy se reúnen en un almuerzo en el Elysée los líderes Scholz y MAcron, a ver si pueden manejar las desaveniencias.
Ha marchado muy bien por varias décadas, pero subitamente (o no?) han aparecido complicaciones en la relación.
Al parecer Francia tiene una visión más politíca, apuntando más hacia la construcción de instituciones que inducen a una Federación, mientras Alemania prefiere ampliar la cantidad de miembros, pero manteniéndose más bien como un gran espacio comercial unido.
Con motivo del conflicto en Ucrania, las previas decisiones que había tomado Alemania -dependencia del gas ruso, desmantelamiento de las centrales nucleares, poder militar nulo- se empiezan a ver erradas, pero las correcciones que toman tienen efectos.
Al problema de los precios europeos de la energía, basados en el esquema inducido por los alemanes, lo han querido disminuir subsidiando a su industria con 200.000 millones de euros, lo que deja en desigualdad manifiesta al resto de las empresas europeas, dificultando la sana competencia.
También han decidido invertir fuertemente en defensa, recrear el mayor ejército europeo, pero desdeña los armamentos producidos en Europa, incluso torpedeando proyectos en los que participa.
Angela Merkel era de trato diario con el presidente francés Macron, no sucede lo mismo con Scholz con el cual hay una relación humana más distante.
La semana pasada tuvieron que posponer una reunión periódica de ministros de ambos países porque los desacuerdos eran tantos, que lo mejor era limarlos antes de poder sentarse en la misma mesa.
Hoy se reúnen en un almuerzo en el Elysée los líderes Scholz y MAcron, a ver si pueden manejar las desaveniencias.