Luis Espert clamó por “retenciones cero a las exportaciones y que.... el gnomo] tire a la basura la sustitución de importaciones. Retenciones cero hubo con Menem y Cavallo...... fue la época del mayor industricidio de nuestra historia y cuando más productores se fundieron. La sustitución de importaciones es la piedra basal de la política agro-industrial peronista. No hay otra forma de industrializar al país..... si no es por sustitución de importaciones y/o por saturación del mercado interno. Nadie va a venir a desarrollarnos de afuera....(a otro perro con ese hueso) Las experiencias de apertura indiscriminada a la inversión privada externa y de desprotección de nuestro mercado interno fueron un rotundo fracaso. Y para muestra basta un boton...... la revolución fusiladora, la dictadura genocida, el menemismo, la Alianza o el macri-mileismo, que certifican lo que decimos. No hay inversión extranjera que venga a desarrollar el país para bienestar de sus habitantes...... cuando vienen, lo hacen en su propio beneficio. La industrialización siempre es un proceso autóctono.
El modelo agroexportador nunca jamás mejoró la calidad de vida de la población. Ni siquiera cuando la actividad agropecuaria era casi excluyente, y la Argentina tenía apenas 8 millones de habitantes (censo de 1914). Pensemos que aquel modelo agrario era un gran demandante de mano de obra, porque solo funcionaba con brazos humanos y se araba a caballo. Ni en ese marco fue inclusivo, por lo que debió reprimir a mansalva. O qué fueron las masacres de la Forestal, la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, los asesinatos de Napalpí, la Liga Patriótica o la Ley de Residencia, sino la respuesta represiva del modelo agroexportador para sofocar la protesta social y garantizar su gobernabilidad?
No mejoró la calidad de vida en aquel tiempo, menos lo va a hacer hoy, cuando la agricultura de precisión hace estragos en la generación de empleo. A principios del siglo XX -con tracción a sangre- se necesitaba una persona para trabajar 25 hectáreas de tierra; hoy hace falta una cada 600 hectáreas. Milei nos quiere hacer atar el perro con longaniza.
Los defensores del modelo agroexportador parten de la premisa de que en Argentina sólo merecen habitar productores agropecuarios y empresas agroexportadoras. El resto del país importa un bledo. Es el modelo a la uruguaya: el que entra, entra; y para el resto hambre, miseria o emigrar. Pero atención al detalle. En la porción de la corteza terrestre que se denomina Argentina el sol sale para 47 millones de personas; hay obreros, jubilados, docentes, autónomos etc. No se puede propiciar o reeditar un modelo económico solo para 10.000 terratenientes, 10 exportadoras de granos y 80.000 sembradores de soja. Eso solo es posible con represión, con nuevas “semanas trágicas”. Todo ese planeta sojero, base estructural del modelo agroexportador de hoy -incluidas sus cadenas de elaboración-, no pueden dar laburo y bienestar al conjunto. Sin industria diversificada que sustituya importaciones, ahorre dólares y demande mano de obra pagando buenos salarios, no hay una Argentina viable, próspera, donde “entremos” todos/as. Eso se llama peronismo y lo deben recordar, primero, los peronistas.
El 25 de Octubre de 1973, tras 18 años de exilio, Perón se reunió con el “campo” y les explicó con claridad meridiana y en término por demás didácticos, porqué al sector agropecuario le conviene la industrialización:
“Hace 26 años me hice cargo del Gobierno.(...) En ese momento, la producción agropecuaria era buena y el único recurso de la República. La industria estaba bastante atrasada; los alfileres que consumían nuestras modistas eran importados de Francia. Fue necesario, por una razón de equilibrio en la producción y en la demografía del país, dedicarnos a industrializarlo.(...) Si nosotros no industrializábamos el país, millones de habitantes que vivían en los pueblos y ciudades estaban pesando sobre las espaldas de los productores agropecuarios. Ellos eran los que pagaban todo.” ¿Se entiende el concepto? Si quieren pagar menos impuestos hay que desarrollar el país, para que LA INDUSTRIA ponga su parte. No se puede ser tan obtuso y cortoplacista de pensar en términos de sector único y excluyente. Perón graficó la situación con un relato que según dijo, se lo había contado un gales de Chubut. “En su pueblo había un reloj de cuatro caras que giraba y que a cada cuarto del día, aparecía una figura. Primero aparecía el pastor y decía: ´Yo cuido vuestras almas´. Giraba otras seis horas y aparecía el abogado, que decía: ´Yo cuido vuestros derechos´. Giraba otras seis horas y aparecía el gobernante diciendo: ´Yo gobierno para una vida ordenada´. Y daba otra vuelta y aparecía el agricultor diciendo: ´Yo soy el que pagó a los otros tres´”. Fin
Sumo una anécdota personal. Siempre recuerdo un diálogo entre Guido di Tella, por ese entonces vocero agrario de Antonio Cafiero, con Humberto Volando. Di Tella le señalaba que un error estratégico del gremialismo agrario era no impulsar la industrialización del país, así el campo no era el único que pagaba impuestos. Di Tella era un terrateniente (¿peronista?) muy inteligente. Y Volando, un chacarero no menos inteligente, le dio la razón. Solo que le recordó que a la industrialización se oponia la oligarquía terrateniente, no la Federación Agraria. PEDRO PERETTI.-
Me gusto el art. y comparto.
El modelo agroexportador nunca jamás mejoró la calidad de vida de la población. Ni siquiera cuando la actividad agropecuaria era casi excluyente, y la Argentina tenía apenas 8 millones de habitantes (censo de 1914). Pensemos que aquel modelo agrario era un gran demandante de mano de obra, porque solo funcionaba con brazos humanos y se araba a caballo. Ni en ese marco fue inclusivo, por lo que debió reprimir a mansalva. O qué fueron las masacres de la Forestal, la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, los asesinatos de Napalpí, la Liga Patriótica o la Ley de Residencia, sino la respuesta represiva del modelo agroexportador para sofocar la protesta social y garantizar su gobernabilidad?
No mejoró la calidad de vida en aquel tiempo, menos lo va a hacer hoy, cuando la agricultura de precisión hace estragos en la generación de empleo. A principios del siglo XX -con tracción a sangre- se necesitaba una persona para trabajar 25 hectáreas de tierra; hoy hace falta una cada 600 hectáreas. Milei nos quiere hacer atar el perro con longaniza.
Los defensores del modelo agroexportador parten de la premisa de que en Argentina sólo merecen habitar productores agropecuarios y empresas agroexportadoras. El resto del país importa un bledo. Es el modelo a la uruguaya: el que entra, entra; y para el resto hambre, miseria o emigrar. Pero atención al detalle. En la porción de la corteza terrestre que se denomina Argentina el sol sale para 47 millones de personas; hay obreros, jubilados, docentes, autónomos etc. No se puede propiciar o reeditar un modelo económico solo para 10.000 terratenientes, 10 exportadoras de granos y 80.000 sembradores de soja. Eso solo es posible con represión, con nuevas “semanas trágicas”. Todo ese planeta sojero, base estructural del modelo agroexportador de hoy -incluidas sus cadenas de elaboración-, no pueden dar laburo y bienestar al conjunto. Sin industria diversificada que sustituya importaciones, ahorre dólares y demande mano de obra pagando buenos salarios, no hay una Argentina viable, próspera, donde “entremos” todos/as. Eso se llama peronismo y lo deben recordar, primero, los peronistas.
El 25 de Octubre de 1973, tras 18 años de exilio, Perón se reunió con el “campo” y les explicó con claridad meridiana y en término por demás didácticos, porqué al sector agropecuario le conviene la industrialización:
“Hace 26 años me hice cargo del Gobierno.(...) En ese momento, la producción agropecuaria era buena y el único recurso de la República. La industria estaba bastante atrasada; los alfileres que consumían nuestras modistas eran importados de Francia. Fue necesario, por una razón de equilibrio en la producción y en la demografía del país, dedicarnos a industrializarlo.(...) Si nosotros no industrializábamos el país, millones de habitantes que vivían en los pueblos y ciudades estaban pesando sobre las espaldas de los productores agropecuarios. Ellos eran los que pagaban todo.” ¿Se entiende el concepto? Si quieren pagar menos impuestos hay que desarrollar el país, para que LA INDUSTRIA ponga su parte. No se puede ser tan obtuso y cortoplacista de pensar en términos de sector único y excluyente. Perón graficó la situación con un relato que según dijo, se lo había contado un gales de Chubut. “En su pueblo había un reloj de cuatro caras que giraba y que a cada cuarto del día, aparecía una figura. Primero aparecía el pastor y decía: ´Yo cuido vuestras almas´. Giraba otras seis horas y aparecía el abogado, que decía: ´Yo cuido vuestros derechos´. Giraba otras seis horas y aparecía el gobernante diciendo: ´Yo gobierno para una vida ordenada´. Y daba otra vuelta y aparecía el agricultor diciendo: ´Yo soy el que pagó a los otros tres´”. Fin
Sumo una anécdota personal. Siempre recuerdo un diálogo entre Guido di Tella, por ese entonces vocero agrario de Antonio Cafiero, con Humberto Volando. Di Tella le señalaba que un error estratégico del gremialismo agrario era no impulsar la industrialización del país, así el campo no era el único que pagaba impuestos. Di Tella era un terrateniente (¿peronista?) muy inteligente. Y Volando, un chacarero no menos inteligente, le dio la razón. Solo que le recordó que a la industrialización se oponia la oligarquía terrateniente, no la Federación Agraria. PEDRO PERETTI.-
Me gusto el art. y comparto.