Las Leonas y su ejemplo moral
12/07/2014 00:43 Escribe Miguel A. R. Donadío
Un grupo de jugadoras del seleccionado nacional de hockey femenino, reconocido en todo el mundo como Las Leonas, ha dado un ejemplo que las engrandece no como deportistas de lo que ya han dado sobradas muestras, sino como personas de bien.
Las noticias periodísticas señalan que Silvina D’Elía, Carla Rebecchi, Mariela Scarone, Daniela Sruoga y Rosario Luchetti -subcapitana- renunciaron a integrar el seleccionado nacional por no “compartir los valores de la dirigencia de la entidad que rige el hockey de nuestro país”.
No es para menos tamaña aseveración; el presidente de la Confederación Argentina de Hockey es el actual senador nacional Aníbal Fernández, que representa todo lo contrario a los nobles principios en los que durante tantos años abrevaron estas jóvenes deportistas argentinas.
A quienes seguimos los temas del deporte no nos sorprende la actitud edificante de las mismas porque son fruto del sano espíritu que han mamado de las enseñanzas de ese excelente entrenador y mejor persona que es Sergio Vigil.
Se dice que profesor es el que transmite conocimientos y maestro es quien además de transmitir conocimientos enseña con el ejemplo; y “Cachito”, como se lo conoce cariñosamente, inmortalizó su mejor legado con una frase magistral: “Sean campeonas de la vida todos los días”.
El hockey femenino es más que una referencia deportiva, porque los enormes triunfos logrados cimentados en el valor del trabajo, la solidaridad, la hidalguía, la amistad, la coherencia, la humildad, el respeto, etc. son virtudes todas para emular en la vida.
Esa decisión tan dolorosa que nos impregna de solidaridad es un monumento a la coherencia como forma de actuar, que sin duda las enaltece como seres humanos. Seguramente han contado con el apoyo de sus familias en cuyo seno evidentemente también han sido educadas en los mejores valores.
El senador nacional Aníbal Fernández es parte de la corporación política más corrupta de la historia argentina, y en todas las campañas electorales ha sido electo fruto de la trampa (financiamientos ilegales); conducta totalmente a contramano de los triunfos en que se ha sustentado el éxito del hockey femenino.
Más allá de la falta de prohibiciones legales, el sentido común y la ética pública, impone que este senador con responsabilidades nacionales en un país en permanente estado de necesidad, no puede ocupar su cargo electoral y contemporáneamente las presidencias de un club de fútbol -Quilmes Atlético Club- y una asociación nacional deportiva -Confederación Argentina de Hockey.
Más aún teniendo en cuenta su pésima labor como representante de la Provincia de Buenos Aires en el Congreso nacional, donde es público y notorio que en vez de atender los intereses provinciales que representa ha privilegiado un rol servil y rastrero a los designios unilaterales del Poder Ejecutivo Nacional. No creo que ninguna “Leona” en su lugar actuaría de esa manera tan despreciable; sería como hacerse goles en contra a propósito valga la metáfora.
Este arquetipo del fracaso de toda una generación dirigencial ha tenido la desfachatez de acompañar gobiernos de ideologías contrarias con el mismo fanatismo, sin que se le moviera un músculo de la cara. Ha avalado tanto las privatizaciones como las estatizaciones; es decir, la caradurez en su máxima expresión política, por citar algún ejemplo.
Cuesta explicar que Fernández, que llegó a la política con una mano atrás y otra adelante, pueda haber tenido como funcionario tamaño progreso patrimonial en contraste con la suerte de tantos bonaerenses inmersos en una pobreza indigna a los que ha representado en tantos años como “servidor público”.
Últimamente se pavonea con un automóvil muy ostentoso de marca alemana y se justifica públicamente diciendo: “Siempre tuve autos buenos”. El argumento es una falta de respeto a la inteligencia.
Las chicas del hockey con su contundente mensaje de aire fresco interrogan sin duda a toda la dirigencia de los clubes de hockey del país que sostiene a un sabandija que no representa en nada los valores que llevaron al hockey argentino a la cúspide mundial.
También auscultan miradas que se consideran más elevadas como por ejemplo los integrantes de Carta Abierta (grupo de ¿intelectuales? adictos al gobierno) que a pesar de toda la corrupción del poder de turno no han podido distinguir todavía lo moral de lo inmoral o lo lícito de lo ilícito.
Obviamente deberían movilizar a toda la dirigencia política que tolera que tengamos un vicepresidente corrupto y descarado. Y llamar la atención a tantos otros que prefieren privilegiar sus intereses económicos y de poder, para hacer la vista gorda ante tamañas inmoralidades.
Timbre también para el Poder Judicial que anda muy lento y todavía muy distraído ante la matriz corrupta que nos gobierna.
En un país huérfano de ejemplaridad en cabeza de quienes tienen las máximas responsabilidades, la actitud digna de estas leonas atravesó el marco del hockey e interpela a toda una sociedad, a la que solo le ha quedado la sanción moral como herramienta de defensa en medio de tanta impunidad y decadencia moral.
Muchos esperan la voz de Luciana Aymar, la mejor de todo este proceso que es orgullo del deporte argentino, porque al final de su carrera tiene la oportunidad de convertir su inobjetable liderazgo deportivo en un verdadero liderazgo social.
A las nombradas jugadoras que antes nos daban lecciones deportivas y ahora nos dan lecciones morales, nuestro más humilde reconocimiento.
12/07/2014 00:43 Escribe Miguel A. R. Donadío
Un grupo de jugadoras del seleccionado nacional de hockey femenino, reconocido en todo el mundo como Las Leonas, ha dado un ejemplo que las engrandece no como deportistas de lo que ya han dado sobradas muestras, sino como personas de bien.
Las noticias periodísticas señalan que Silvina D’Elía, Carla Rebecchi, Mariela Scarone, Daniela Sruoga y Rosario Luchetti -subcapitana- renunciaron a integrar el seleccionado nacional por no “compartir los valores de la dirigencia de la entidad que rige el hockey de nuestro país”.
No es para menos tamaña aseveración; el presidente de la Confederación Argentina de Hockey es el actual senador nacional Aníbal Fernández, que representa todo lo contrario a los nobles principios en los que durante tantos años abrevaron estas jóvenes deportistas argentinas.
A quienes seguimos los temas del deporte no nos sorprende la actitud edificante de las mismas porque son fruto del sano espíritu que han mamado de las enseñanzas de ese excelente entrenador y mejor persona que es Sergio Vigil.
Se dice que profesor es el que transmite conocimientos y maestro es quien además de transmitir conocimientos enseña con el ejemplo; y “Cachito”, como se lo conoce cariñosamente, inmortalizó su mejor legado con una frase magistral: “Sean campeonas de la vida todos los días”.
El hockey femenino es más que una referencia deportiva, porque los enormes triunfos logrados cimentados en el valor del trabajo, la solidaridad, la hidalguía, la amistad, la coherencia, la humildad, el respeto, etc. son virtudes todas para emular en la vida.
Esa decisión tan dolorosa que nos impregna de solidaridad es un monumento a la coherencia como forma de actuar, que sin duda las enaltece como seres humanos. Seguramente han contado con el apoyo de sus familias en cuyo seno evidentemente también han sido educadas en los mejores valores.
El senador nacional Aníbal Fernández es parte de la corporación política más corrupta de la historia argentina, y en todas las campañas electorales ha sido electo fruto de la trampa (financiamientos ilegales); conducta totalmente a contramano de los triunfos en que se ha sustentado el éxito del hockey femenino.
Más allá de la falta de prohibiciones legales, el sentido común y la ética pública, impone que este senador con responsabilidades nacionales en un país en permanente estado de necesidad, no puede ocupar su cargo electoral y contemporáneamente las presidencias de un club de fútbol -Quilmes Atlético Club- y una asociación nacional deportiva -Confederación Argentina de Hockey.
Más aún teniendo en cuenta su pésima labor como representante de la Provincia de Buenos Aires en el Congreso nacional, donde es público y notorio que en vez de atender los intereses provinciales que representa ha privilegiado un rol servil y rastrero a los designios unilaterales del Poder Ejecutivo Nacional. No creo que ninguna “Leona” en su lugar actuaría de esa manera tan despreciable; sería como hacerse goles en contra a propósito valga la metáfora.
Este arquetipo del fracaso de toda una generación dirigencial ha tenido la desfachatez de acompañar gobiernos de ideologías contrarias con el mismo fanatismo, sin que se le moviera un músculo de la cara. Ha avalado tanto las privatizaciones como las estatizaciones; es decir, la caradurez en su máxima expresión política, por citar algún ejemplo.
Cuesta explicar que Fernández, que llegó a la política con una mano atrás y otra adelante, pueda haber tenido como funcionario tamaño progreso patrimonial en contraste con la suerte de tantos bonaerenses inmersos en una pobreza indigna a los que ha representado en tantos años como “servidor público”.
Últimamente se pavonea con un automóvil muy ostentoso de marca alemana y se justifica públicamente diciendo: “Siempre tuve autos buenos”. El argumento es una falta de respeto a la inteligencia.
Las chicas del hockey con su contundente mensaje de aire fresco interrogan sin duda a toda la dirigencia de los clubes de hockey del país que sostiene a un sabandija que no representa en nada los valores que llevaron al hockey argentino a la cúspide mundial.
También auscultan miradas que se consideran más elevadas como por ejemplo los integrantes de Carta Abierta (grupo de ¿intelectuales? adictos al gobierno) que a pesar de toda la corrupción del poder de turno no han podido distinguir todavía lo moral de lo inmoral o lo lícito de lo ilícito.
Obviamente deberían movilizar a toda la dirigencia política que tolera que tengamos un vicepresidente corrupto y descarado. Y llamar la atención a tantos otros que prefieren privilegiar sus intereses económicos y de poder, para hacer la vista gorda ante tamañas inmoralidades.
Timbre también para el Poder Judicial que anda muy lento y todavía muy distraído ante la matriz corrupta que nos gobierna.
En un país huérfano de ejemplaridad en cabeza de quienes tienen las máximas responsabilidades, la actitud digna de estas leonas atravesó el marco del hockey e interpela a toda una sociedad, a la que solo le ha quedado la sanción moral como herramienta de defensa en medio de tanta impunidad y decadencia moral.
Muchos esperan la voz de Luciana Aymar, la mejor de todo este proceso que es orgullo del deporte argentino, porque al final de su carrera tiene la oportunidad de convertir su inobjetable liderazgo deportivo en un verdadero liderazgo social.
A las nombradas jugadoras que antes nos daban lecciones deportivas y ahora nos dan lecciones morales, nuestro más humilde reconocimiento.