El economista uruguayo Arturo Porzecanski tiene una “obsesión con el drama argentino” que casi no lo deja dormir, según le confió a El Observador desde su oficina en Washington (EE.UU). El gobierno argentino libra una batalla legal casi épica con inversores a los cuales dejó de pagarles tras el multimillonario default de 2001. Para el economista, Argentina está en presencia del “último acto del fallido experimento kirchnerista” y “es un buque que se está hundiendo” del cual Uruguay debería tomar “la mayor distancia posible”, gane quien gane las próximas elecciones.
¿Qué opinión tiene sobre Argentina, que tanto lo desvela?
Estamos en presencia del último acto del fallido experimento kirchnerista, y la cuestión es por cuánto tiempo esta agonía terminal se va a prolongar. Se le ha causado un daño enorme a las instituciones económicas argentinas al Banco Central, al Banco Nación, a la Anses, la AFIP, y al Indec, a los derechos de la propiedad especialmente de accionistas en empresas e inversionistas en bonos, al funcionamiento de los mercados energético, carnes, trigo, bienes importados, y cambiario, y a la reputación internacional del país, y ese daño va a ser difícil de revertir.
No hay varita mágica capaz de hacer desaparecer la herencia tan maldita que le está dejando Cristina Kirchner a su partido político, a su pueblo y a sus vecinos.
¿Qué opinión tiene sobre Argentina, que tanto lo desvela?
Estamos en presencia del último acto del fallido experimento kirchnerista, y la cuestión es por cuánto tiempo esta agonía terminal se va a prolongar. Se le ha causado un daño enorme a las instituciones económicas argentinas al Banco Central, al Banco Nación, a la Anses, la AFIP, y al Indec, a los derechos de la propiedad especialmente de accionistas en empresas e inversionistas en bonos, al funcionamiento de los mercados energético, carnes, trigo, bienes importados, y cambiario, y a la reputación internacional del país, y ese daño va a ser difícil de revertir.
No hay varita mágica capaz de hacer desaparecer la herencia tan maldita que le está dejando Cristina Kirchner a su partido político, a su pueblo y a sus vecinos.