Cristina Fernández de Kirchner se aferra a los mitos. Por ejemplo, que ella es la política profesional con mejor imagen pública individual. Ya no es cierto. Otro mito: que los Kirchner desendeudaron al país. Otro mito: que reforzar la demanda agregada permitirá la recuperación argentina. Otro mito: que la inflación no le importa a casi nadie. Otro mito: que hay una conspiración global contra ella porque lidera un cambio de paradigma. Otro mito: que el Estado argentino no se encuentra otra vez en default, y que la situación no generará consecuencias graves. Otro mito: que puede volver en 2019 porque los argentinos la extrañarán.
En fin, Cristina y sus mitos fueron de viaje al Vaticano, y luego a New York City mientras la economía se sigue desplomando en la Argentina. Y la verdad, poco importa lo que tengan para decir otros personajes cuando el bolsillo anda vacío.
Cristina Fernández fue a Roma con una esperanza: quiere mostrarse “amiga” de Francisco. Que el Papa la apoya. La Casa Rosada cree que, con un “aliado” de tal peso, la crisis por venir puede minimizarse y la gobernabilidad, asegurarse. Pero eso, son sólo intenciones, la realidad se impone más cruda y en el sentido contrario que quiere el Gobierno
En fin, Cristina y sus mitos fueron de viaje al Vaticano, y luego a New York City mientras la economía se sigue desplomando en la Argentina. Y la verdad, poco importa lo que tengan para decir otros personajes cuando el bolsillo anda vacío.
Cristina Fernández fue a Roma con una esperanza: quiere mostrarse “amiga” de Francisco. Que el Papa la apoya. La Casa Rosada cree que, con un “aliado” de tal peso, la crisis por venir puede minimizarse y la gobernabilidad, asegurarse. Pero eso, son sólo intenciones, la realidad se impone más cruda y en el sentido contrario que quiere el Gobierno