Desde FACMA, afirmaron que cada cinco años debería renovarse al menos al 50% de los equipos. Hoy se observa gran cantidad de máquinas usadas reacondicionadas y con más antigüedad. Invertir en tecnología es una necesidad constante. Desde la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (FACMA) advierten el retraso del parque de maquinaria agrícola, lo cual se agravó en los últimos años. A raíz de una serie de factores económicos adversos, tanto productores como contratistas optaron por maquinaria usada reacondicionada y equipos, especialmente tractores, más chicos.
Desde la entidad sostienen que entre el 50 y 60% del parque de maquinaria agrícola debería renovarse cada cinco años para ser eficientes, pero lo concreto es que la vida útil es más extensa, llegando a ocho o 10 años en el caso de las cosechadoras.
Jorge Scoppa, presidente de la institución, considera que “el problema de la falta de inversión en tecnología obedece a la caída de la rentabilidad agrícola, que para los contratistas es hoy prácticamente nula. Apenas se pueden amortizar los créditos que se tomaron dos o tres años atrás, porque la misma inflación dejó las cuotas en niveles bajos”.
En ese sentido, señaló que “cambiar una cosechadora o sembradora cuesta realmente mucho y sólo pueden hacerlo quienes tienen acceso a préstamos bancarios”.
Consecuencias
La no renovación del parque implica menor eficiencia del trabajo, falta de equipos para tareas puntuales e impacto en los costos. “Desde hace unos años, el mercado marca una tendencia clara: Obliga a competir a través de la tecnología. Con los últimos adelantos tecnológicos se bajan mucho los costos, ya sea empleando sembradoras de mayor ancho de labor con tolvas de semillas más grandes, pulverizadoras con botalones de más de 30 metros o cosechadoras de 350 HP de potencia que tienen mayor capacidad de trabajo y hacen mapeo satelital. En el rubro cosecha, por ejemplo, las plataformas draper ofrecen 20% más de rendimiento. Esto indica que poseer mejores equipos permite capturar una mayor rentabilidad”, explicó.
Desde la entidad sostienen que entre el 50 y 60% del parque de maquinaria agrícola debería renovarse cada cinco años para ser eficientes, pero lo concreto es que la vida útil es más extensa, llegando a ocho o 10 años en el caso de las cosechadoras.
Jorge Scoppa, presidente de la institución, considera que “el problema de la falta de inversión en tecnología obedece a la caída de la rentabilidad agrícola, que para los contratistas es hoy prácticamente nula. Apenas se pueden amortizar los créditos que se tomaron dos o tres años atrás, porque la misma inflación dejó las cuotas en niveles bajos”.
En ese sentido, señaló que “cambiar una cosechadora o sembradora cuesta realmente mucho y sólo pueden hacerlo quienes tienen acceso a préstamos bancarios”.
Consecuencias
La no renovación del parque implica menor eficiencia del trabajo, falta de equipos para tareas puntuales e impacto en los costos. “Desde hace unos años, el mercado marca una tendencia clara: Obliga a competir a través de la tecnología. Con los últimos adelantos tecnológicos se bajan mucho los costos, ya sea empleando sembradoras de mayor ancho de labor con tolvas de semillas más grandes, pulverizadoras con botalones de más de 30 metros o cosechadoras de 350 HP de potencia que tienen mayor capacidad de trabajo y hacen mapeo satelital. En el rubro cosecha, por ejemplo, las plataformas draper ofrecen 20% más de rendimiento. Esto indica que poseer mejores equipos permite capturar una mayor rentabilidad”, explicó.