No se tienen todos los números definitivos de cómo término económicamente el año 2014. Lo cierto es que el PBI cayó cerca del 2%, la inflación anual estuvo en alrededor del 38% y el desempleo subió. Las exportaciones cayeron un 12% y el saldo comercial cayó en 1.500 millones de dólares. El comercio con Brasil, nuestro principal socio comercial, se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 4 años.
Lo más interesante es si lo comparamos con el resto de América Latina. En el 2014 Paraguay creció casi un 6%, Colombia un 5%, Perú un 5%. Bolivia también lo hizo por encima del 5%. Y Chile, que tuvo un mal año, creció un 2%. Aún Brasil, con un pésimo año, creció un 0,2%. Poco, muy poco, pero no tuvo recesión.
Es cierto que las reservas del BCRA mantuvieron al mismo nivel que el año pasado (ayudadas por el swap de China, el no pagar la deuda de los que aceptaron el canje y las deudas de las importaciones), y que el dólar oficial y el blue no se movieron en los últimos meses, sí a lo largo del año (23 y 30%) respectivamente.
Es decir, que la economía no terminó tan mal porque el dólar está artificialmente fijo. Nos adaptamos a lo vivido con alivio porque pudo ser peor. En cualquier país normal, lo ocurrido en materia económica en Argentina durante el 2014 hubiera sido visto como muy malo. Acá no. Desde el 2011 que la economía Argentina no crece. Pero no hay crisis y eso nos conforma. Nos resignamos y hasta lo celebramos.
El 2015 será un año volátil. Con momentos de tranquilidad y con momentos de incertidumbres. Será un año con todos los mismos problemas que en el 2014 pero vivido más intensamente junto con la política. Será otro año de conformismo.
Si la inflación llega tan sólo al 30% anual, o el PBI baja sólo un 1%, o si el desempleo bordea el 10%, aliviados pensaremos que después de todo no estamos tan mal. Y mejoraún si se logra que el dólar (oficial o blue) no suba demasiado. Lo tomaremos como un éxito total.
Son datos que nos conforman, adaptamos nuestras expectativas a ellos porque son parte de los ciclos económicos de nuestro país. Ahora bien, resignarnos a convertirnos en el sapo hervido no parece ser la mejor manera de vivir.
No acostumbrarnos a nuestra mediocridad debería ser el principal desafío del 2015.
Lo más interesante es si lo comparamos con el resto de América Latina. En el 2014 Paraguay creció casi un 6%, Colombia un 5%, Perú un 5%. Bolivia también lo hizo por encima del 5%. Y Chile, que tuvo un mal año, creció un 2%. Aún Brasil, con un pésimo año, creció un 0,2%. Poco, muy poco, pero no tuvo recesión.
Es cierto que las reservas del BCRA mantuvieron al mismo nivel que el año pasado (ayudadas por el swap de China, el no pagar la deuda de los que aceptaron el canje y las deudas de las importaciones), y que el dólar oficial y el blue no se movieron en los últimos meses, sí a lo largo del año (23 y 30%) respectivamente.
Es decir, que la economía no terminó tan mal porque el dólar está artificialmente fijo. Nos adaptamos a lo vivido con alivio porque pudo ser peor. En cualquier país normal, lo ocurrido en materia económica en Argentina durante el 2014 hubiera sido visto como muy malo. Acá no. Desde el 2011 que la economía Argentina no crece. Pero no hay crisis y eso nos conforma. Nos resignamos y hasta lo celebramos.
El 2015 será un año volátil. Con momentos de tranquilidad y con momentos de incertidumbres. Será un año con todos los mismos problemas que en el 2014 pero vivido más intensamente junto con la política. Será otro año de conformismo.
Si la inflación llega tan sólo al 30% anual, o el PBI baja sólo un 1%, o si el desempleo bordea el 10%, aliviados pensaremos que después de todo no estamos tan mal. Y mejoraún si se logra que el dólar (oficial o blue) no suba demasiado. Lo tomaremos como un éxito total.
Son datos que nos conforman, adaptamos nuestras expectativas a ellos porque son parte de los ciclos económicos de nuestro país. Ahora bien, resignarnos a convertirnos en el sapo hervido no parece ser la mejor manera de vivir.
No acostumbrarnos a nuestra mediocridad debería ser el principal desafío del 2015.