Detrás del anuncio del acuerdo por el cual Argentina le comprará gas a Chile se esconde un negociado que incluye a las energéticas British Gas y Shell, trama en la que cumple un rol fundamental el ministro de Energía argentino, Juan José Aranguren, ex CEO de Shell hasta pocos meses antes de asumir como integrante del gobierno de Mauricio Macri.
Según el convenio suscrito por Aranguren con su par chileno, Máximo Pacheco, desde mayo Argentina comenzará no sólo a importar desde el país trasandino gas sino también electricidad, en este caso desde el norte chileno, a través de la línea ya construida entre Salta y Mejillones.
Argentina comprará 5,5 millones de metros cúbicos diarios de gas entre los meses de mayo y septiembre. Esto representa aproximadamente un tercio de las exportaciones de Bolivia a suelo argentino, país al que iba ir Aranguren días antes del acuerdo con Chile, viaje que sorpresivamente suspendió.
La clave de este reposicionamiento estaría en qué empresas están detrás del pacto: el Gobierno de Chile, en 2014, firmó un contrato de largo plazo con British Gas que le permite desde el año pasado superar el desabastecimiento del que sufre el país vecino.
En 2015, comenzaron a llegar a Chile los embarques de gas no convencional principalmente desde la terminal portuaria estadounidense de Cheniere, Texas (Estados Unidos) hacia Quintero, en la zona central chilena, como hacia Mejillones, en el norte.
Justamente el año pasado, British Gas (BG) fue adquirida por la multinacional Royal Dutch Shell por 70.000 millones de dólares, en lo que constituyó la mayor adquisición desde la fusión por 41.700 millones de libras esterlinas entre la rama holandesa y británica de Shell, la tercera mayor petrolera del mundo.
La absorción de BG por Shell es otro caso más de de la larga lista de grandes operaciones en el sector petrolero, azotado por el desplome del precio del barril, como sucedió en los años 90, época en la que nacieron gigantes como BP, Chevron o ExxonMobil.
Juan José Aranguren trabajó 37 años en Shell Argentina y, durante 12 años, fue su CEO. Desde 2003 fue presidente de la sucursal argentina, y al mismo tiempo, vicepresidente de Suministros y Distribución para América latina.
El año pasado renunció a ese cargo para asumir como ministro de Energía del gobierno de Mauricio Macri, y en apenas dos meses ya anunció una suba del casi 900 por ciento en la tarifa de la luz (para CABA y Conurbano; 300% promedio en el resto del país) y prometió un tarifazo similar para el gas.
Según el convenio suscrito por Aranguren con su par chileno, Máximo Pacheco, desde mayo Argentina comenzará no sólo a importar desde el país trasandino gas sino también electricidad, en este caso desde el norte chileno, a través de la línea ya construida entre Salta y Mejillones.
Argentina comprará 5,5 millones de metros cúbicos diarios de gas entre los meses de mayo y septiembre. Esto representa aproximadamente un tercio de las exportaciones de Bolivia a suelo argentino, país al que iba ir Aranguren días antes del acuerdo con Chile, viaje que sorpresivamente suspendió.
La clave de este reposicionamiento estaría en qué empresas están detrás del pacto: el Gobierno de Chile, en 2014, firmó un contrato de largo plazo con British Gas que le permite desde el año pasado superar el desabastecimiento del que sufre el país vecino.
En 2015, comenzaron a llegar a Chile los embarques de gas no convencional principalmente desde la terminal portuaria estadounidense de Cheniere, Texas (Estados Unidos) hacia Quintero, en la zona central chilena, como hacia Mejillones, en el norte.
Justamente el año pasado, British Gas (BG) fue adquirida por la multinacional Royal Dutch Shell por 70.000 millones de dólares, en lo que constituyó la mayor adquisición desde la fusión por 41.700 millones de libras esterlinas entre la rama holandesa y británica de Shell, la tercera mayor petrolera del mundo.
La absorción de BG por Shell es otro caso más de de la larga lista de grandes operaciones en el sector petrolero, azotado por el desplome del precio del barril, como sucedió en los años 90, época en la que nacieron gigantes como BP, Chevron o ExxonMobil.
Juan José Aranguren trabajó 37 años en Shell Argentina y, durante 12 años, fue su CEO. Desde 2003 fue presidente de la sucursal argentina, y al mismo tiempo, vicepresidente de Suministros y Distribución para América latina.
El año pasado renunció a ese cargo para asumir como ministro de Energía del gobierno de Mauricio Macri, y en apenas dos meses ya anunció una suba del casi 900 por ciento en la tarifa de la luz (para CABA y Conurbano; 300% promedio en el resto del país) y prometió un tarifazo similar para el gas.