¿Será el efecto G-20? Allí se convino que había necesidad de mayor cooperación para sacar al mundo de su incómoda posición. ¿Regirá un acuerdo tácito para aunar esfuerzos en una misma dirección como se rumorea? El dólar cayó de bruces -a la manera que ocurrió tras el Acuerdo del Plaza Hotel de 1985- no bien Yellen le rebajó la escalera a la suba de tasas. ¿Se abre un paréntesis en la divergencia de las políticas monetarias? Finalizado el mitin de Pekín, el BCE, el Banco de Japón y el Banco del Pueblo de China redoblaron la artillería de estímulos. Otros -como los bancos centrales de Noruega y Nueva Zelanda- sumaron sus aportes. ¿Tocaba a la Fed oblar su respectiva contribución? Washington no reniega de la suba de tasas, pero con su gesto pacifista imprevisto quita presión más que nadie. Si la tesis del "superdólar" llega a hacer mutis por el foro, es piedra libre para los mercados de riesgo. Sobre todo para la castigada periferia. Por lo menos hasta que la Fed no nos diga que se trató de un malentendido, algún "involuntario" error de interpretación.