Leyendo los diarios de hoy, aparecen manifestaciones de miembros del Gobierno y también de dirigentes empresarios que culpan a los bancos de las altas tasas de interés y de la contracción del crédito al sector privado. Es como si esos eventos los hubieran sorprendido.
Obviamente, si los sorprendieron es porque no conocen la triste, pero rica, historia inflacionaria de nuestro país. Así como ya en 2008 anticipé que sobrevendría un período de estanflación, también expliqué que la etapa más dolorosa de esa experiencia se viviría cuando ya fuera inevitable la carrera entre la brecha cambiaria y las tasas de interés. Esa es la etapa en la que estamos ahora.
El Banco Central tuvo que aumentar mucho la tasa de LEBACs para ayudar a bajar y luego estabilizar la cotización del dólar en el mercado paralelo. Con el aumento de la tasa de LEBACs aumentó la tasa de los depósitos a plazo fijo, que es el mecanismo indispensable para inducir a la gente a mantener sus ahorros en pesos en lugar de comprar dólares. La tasa que los bancos cobran por sus préstamos suben por dos razones, una el aumento de la tasa que pagan por los depósitos y otra porque tienen la alternativa de colocar su dinero en LEBACs a casi el 30% de interés anual, sin ningún riesgo crediticio.
Lo único efectivo que el Gobierno puede hacer para aliviar esta tensión entre la brecha cambiaria y las tasas de interés, es legalizar el mercado paralelo, dejarlo funcionar como un mercado financiero totalmente libre, sin intervención del Banco Central y permitir que por ese mercado se cursen todas las transacciones financieras, incluidas repatriación de capitales y remisión de dividendos. La oferta de divisas en ese mercado estará asegurada porque habrá muchas empresas que ante las altas tasas de interés, preferirán endeudarse en el exterior y traerán fondos blancos para ser vendidos en ese mercado y además, al removerse la restricción para repatriar capitales y pagar dividendos, la inversión directa extranjera volverá a pensar en la Argentina, sabiendo que no le obligarán a entrar sus divisas por un mercado oficial con una cotización muy alejada de la realidad.
Además, la legalización del hoy ilegal mercado paralelo, abrirá el camino para que un futuro Gobierno creíble pueda unificar totalmente el mercado cambiario, algo indispensable para organizar una economía en la que la estabilidad pueda ser reconquistada. Sorprende que todavía no hayan adoptado esta decisión. La única explicación es que las anteojeras ideológicas no les permiten ver la realidad por eso se muestran sorprendidos por las altas tasa de interés.
Obviamente, si los sorprendieron es porque no conocen la triste, pero rica, historia inflacionaria de nuestro país. Así como ya en 2008 anticipé que sobrevendría un período de estanflación, también expliqué que la etapa más dolorosa de esa experiencia se viviría cuando ya fuera inevitable la carrera entre la brecha cambiaria y las tasas de interés. Esa es la etapa en la que estamos ahora.
El Banco Central tuvo que aumentar mucho la tasa de LEBACs para ayudar a bajar y luego estabilizar la cotización del dólar en el mercado paralelo. Con el aumento de la tasa de LEBACs aumentó la tasa de los depósitos a plazo fijo, que es el mecanismo indispensable para inducir a la gente a mantener sus ahorros en pesos en lugar de comprar dólares. La tasa que los bancos cobran por sus préstamos suben por dos razones, una el aumento de la tasa que pagan por los depósitos y otra porque tienen la alternativa de colocar su dinero en LEBACs a casi el 30% de interés anual, sin ningún riesgo crediticio.
Lo único efectivo que el Gobierno puede hacer para aliviar esta tensión entre la brecha cambiaria y las tasas de interés, es legalizar el mercado paralelo, dejarlo funcionar como un mercado financiero totalmente libre, sin intervención del Banco Central y permitir que por ese mercado se cursen todas las transacciones financieras, incluidas repatriación de capitales y remisión de dividendos. La oferta de divisas en ese mercado estará asegurada porque habrá muchas empresas que ante las altas tasas de interés, preferirán endeudarse en el exterior y traerán fondos blancos para ser vendidos en ese mercado y además, al removerse la restricción para repatriar capitales y pagar dividendos, la inversión directa extranjera volverá a pensar en la Argentina, sabiendo que no le obligarán a entrar sus divisas por un mercado oficial con una cotización muy alejada de la realidad.
Además, la legalización del hoy ilegal mercado paralelo, abrirá el camino para que un futuro Gobierno creíble pueda unificar totalmente el mercado cambiario, algo indispensable para organizar una economía en la que la estabilidad pueda ser reconquistada. Sorprende que todavía no hayan adoptado esta decisión. La única explicación es que las anteojeras ideológicas no les permiten ver la realidad por eso se muestran sorprendidos por las altas tasa de interés.