"El drama personal de Cristina Kirchner se funde con la dimensión profesional. El fracaso económico del Gobierno es una mochila que la doblega. Se resignó a que Massa encarne un ajuste más profundo que aquel que le impidió a Martín Guzmán. El despliegue pro Estados Unidos y la convicción ortodoxa del líder del Frente Renovador se asemeja a una claudicación para el kirchnerismo ideológico. “Paciencia” es todo lo que atina a pedir Máximo Kirchner a los dirigentes que visita en gira de contención.
Arrojarse a los brazos de Massa fue una velada admisión de Cristina de que el modelo distribucionista que militó desde sus años en el gobierno está agotado. “Si Massa se fuera hoy del Gobierno, ella no sabría qué hacer”, explica un ministro que alguna vez fue considerado albertista. Por supuesto tampoco cree en una regresión al liberalismo. Sus ideaciones de una discusión nacional sobre el modelo económico del futuro –algo de lo que habla desde la campaña de 2019- reflejan tanto certezas a nivel del diagnóstico como carencias en el terreno de las soluciones.
Es una forma de impotencia de la que se desprende una escasa confianza en el triunfo electoral. Eso transmiten quienes se reúnen con los dos Kirchner, después de escucharlos retratar la dimensión de la trampa económica en la que se sienten inmersos.
Dólares y votos
Massa gana tiempo, pero empieza a toparse con sus propias fronteras. Curiosamente no son tanto las presiones antiajuste del kirchnerismo como los celos de Fernández. El Presidente disfrutó de ser él quien tuviera de primera mano la noticia de la aprobación del nuevo desembolso del FMI, una semana después de la celebrada gira del ministro por Estados Unidos. Desde Washington, extendió hasta 2028 el nombramiento en comisión de Miguel Pesce en el Banco Central. Casi de inmediato se desató el episodio del “dólar soja” y la prohibición de comprar divisas en el mercado de bonos a las empresas que liquiden al tipo de cambio subsidiado.
La carrera por reforzar las reservas es agónica. Lo admiten en todos los sectores del Gobierno. Por eso para Massa significó un golpe a su confianza la medida de Pesce contra los sojeros con los que negoció para salvar el match point de septiembre.
El FMI presiona con todo. Massa y Fernández corroboraron por separado que a los accionistas del organismo solo le importa el objetivo de acumulación de reservas. De ahí se van a cobrar. Sin una devaluación brusca se vislumbra imposible alcanzar las metas del acuerdo que firmó Guzmán. Pero si lo hiciera la inflación pegaría un salto que haría más doloroso el costo social del ajuste. El ministro transita otra vez por la ancha avenida del medio, consistente ahora en acelerar la depreciación diaria del peso y usar la creatividad para inventar tipos de cambio sectoriales.
La directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, fue al consulado argentino en Nueva York para reunirse con Alberto Fernández: le dio buenas y malas noticias
La directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, fue al consulado argentino en Nueva York para reunirse con Alberto Fernández: le dio buenas y malas noticiasPresidencia
Gestionar esa encerrona pone un signo de interrogación inmenso a los sueños presidenciales de Massa. Con niveles de inflación del 100% y pérdida sostenida del salario real, ¿cómo construir un clima positivo que haga tentador para una mayoría de votantes seguir por este camino? ¿No será mejor capitalizar, pensando en un futuro, el papel del hombre que aceptó sentarse en la silla eléctrica y trajo algo de calma a la economía?
Cerca de Cristina se hacen preguntas similares. Juegan con ejercicios de lógica primaria: si ella no quiere ser presidenta y además está convencida de que con esta mishiadura no hay oficialismo que gane, ¿no sería lógico que proponga como candidato a Massa, un aliado táctico al que en el fondo quisiera ver derrotado? ¿O, en cambio, intentará resistir un desastre electoral con un remiendo del plan platita de 2021 que le permita conservar porciones relevantes de poder?
Un dilema central de la argentina que viene pasa por saber qué hará Massa, ante cualquiera de esos dos casos, cuando sus intereses choquen contra la voluntad de la jefa."
Martín Rodríguez Yebra
La Nación 25/09/2022