El Estado argentino está fuertemente endeudado.
No mucho más que otros países que son desarrollados.
Pero, a diferencia, perdió la capacidad de refinanciar su deuda pública con instrumentos de mercado.
El primer paso de esta parte del ciclo fue en 2018, con el agotamiento del apetito por deuda argentina, que resultó en la debacle del gobierno macrista y el mega-préstamo del FMI. Recordemos que entonces un dolar valía $ 20.
Con el gobierno del FdT, las cosas no fueron mejores. Para evitar un default con todas las letras, el ministro Guzmán logró una refinanciación que estiró algunos años los compromisos de pago.
Pero resulta que ahora, esos compromisos de pago, empiezan a llegar, en forma creciente.
Cambió nuevamente el gobierno, y ahora hay una fuerza política que hace un culto de la martingala financiera.
Iniciaron un necesario ajuste fiscal para poner en línea los ingresos con los egresos, e incluso generar un superavit primario para servir deuda pública.
Pero este esfuerzo se va a mostar insuficiente. Los vencimientos a pagar van a ser mayores a la capacidad de pago genuina del gobierno, necesitando financiamiento extra, que el mercado no parece querer brindar, mostrando el Riesgo Pais una sobretasa teórica de 14.5% sobre la deuda de USA.
Ya a ese problema -justo es decirlo, heredado por la actual administración- se le agrega también el asunto de apagar el motor inflacionario del déficit cuasifiscal.
La intención es de acelerar el proceso, incluso antes de haber llegado a tasas "razonables" de inflación.
Con la Fase Dos anunciada el viernes pasado, el movimiento es pasar todos los pasivos remunerados al Tesoro, con lo que se detendría la emisión de pesos del BCRA para pagar los intereses, que solo se toleraría para comprar divisas.
Esto debería ayudar a morigerar la inflación, una vez finalizado el proceso de normalización de los precios relativos.
El punto, es que ahora gran parte de los ahorros de los argentinos depositados en los bancos, están en manos del gobierno, que deberá pagar intereses y responder por su devolución.
Esto implicaría un esfuerzo fiscal muy grande, que iría en contra de la baja de impuestos proclamada, pero que en realidad se manifiesta en forma inversa.
Posiblemente haya una suba de tasas para ponerlas más positivas y atractivas, y evitar fugas, lo que aumentaría el costo del esquema.
En teoría de laboratorio, podría funcionar. Pero en la realidad histórica argentina tiene muchas posibilidades de fracasar.
Recordemos que eliminar la inflación no es un objetivo en si mismo, sino un medio para lograr crecimiento económico de largo plazo.
Mirar como muestra los años 1999/2000/2001
En otro post voy a publicar una posible propuesta de solución, a ver que opinan
No mucho más que otros países que son desarrollados.
Pero, a diferencia, perdió la capacidad de refinanciar su deuda pública con instrumentos de mercado.
El primer paso de esta parte del ciclo fue en 2018, con el agotamiento del apetito por deuda argentina, que resultó en la debacle del gobierno macrista y el mega-préstamo del FMI. Recordemos que entonces un dolar valía $ 20.
Con el gobierno del FdT, las cosas no fueron mejores. Para evitar un default con todas las letras, el ministro Guzmán logró una refinanciación que estiró algunos años los compromisos de pago.
Pero resulta que ahora, esos compromisos de pago, empiezan a llegar, en forma creciente.
Cambió nuevamente el gobierno, y ahora hay una fuerza política que hace un culto de la martingala financiera.
Iniciaron un necesario ajuste fiscal para poner en línea los ingresos con los egresos, e incluso generar un superavit primario para servir deuda pública.
Pero este esfuerzo se va a mostar insuficiente. Los vencimientos a pagar van a ser mayores a la capacidad de pago genuina del gobierno, necesitando financiamiento extra, que el mercado no parece querer brindar, mostrando el Riesgo Pais una sobretasa teórica de 14.5% sobre la deuda de USA.
Ya a ese problema -justo es decirlo, heredado por la actual administración- se le agrega también el asunto de apagar el motor inflacionario del déficit cuasifiscal.
La intención es de acelerar el proceso, incluso antes de haber llegado a tasas "razonables" de inflación.
Con la Fase Dos anunciada el viernes pasado, el movimiento es pasar todos los pasivos remunerados al Tesoro, con lo que se detendría la emisión de pesos del BCRA para pagar los intereses, que solo se toleraría para comprar divisas.
Esto debería ayudar a morigerar la inflación, una vez finalizado el proceso de normalización de los precios relativos.
El punto, es que ahora gran parte de los ahorros de los argentinos depositados en los bancos, están en manos del gobierno, que deberá pagar intereses y responder por su devolución.
Esto implicaría un esfuerzo fiscal muy grande, que iría en contra de la baja de impuestos proclamada, pero que en realidad se manifiesta en forma inversa.
Posiblemente haya una suba de tasas para ponerlas más positivas y atractivas, y evitar fugas, lo que aumentaría el costo del esquema.
En teoría de laboratorio, podría funcionar. Pero en la realidad histórica argentina tiene muchas posibilidades de fracasar.
Recordemos que eliminar la inflación no es un objetivo en si mismo, sino un medio para lograr crecimiento económico de largo plazo.
Mirar como muestra los años 1999/2000/2001
En otro post voy a publicar una posible propuesta de solución, a ver que opinan