Bein cree en la gradualidad para realinear cuatro variables clave, que hoy muestran un notorio desequilibrio: salarios, dólar, inflación y tarifas de servicios públicos. En 2015, los aumentos salariales promediarán 30%, la inflación 25% y el dólar oficial apenas 13%. Un uso y abuso del ancla cambiaria al que ya recurrió el Gobierno en otros años de elecciones, 2011 y 2013, que luego terminaron en el cepo y la devaluación. Aunque esta vez la situación se agrava por las devaluaciones de Brasil, el resto de los países de la región y la baja en el precio de la soja, que en los años anteriores jugaban a favor. Y porque, a diferencia de las dos elecciones anteriores, cuando el Banco Central todavía contaba con reservas para vender baratas (a 4 pesos en 2011 y a 6 pesos en 2013), hoy todos los dólares genuinos que pierde el Banco Central los reemplaza con deuda en yuanes con China. El desafío es evitar la devaluación sin plan de Kicillof en el 2014, con más inflación, recesión, ajuste del salario real y al final del túnel otra devaluación.
¿De dónde saldrán los dólares que faltan para volver a caer en la trampa? Para Bein la clave está en salir rápido a emitir deuda en el mercado de capitales, tras el inicio de las negociaciones con los holdouts y el levantamiento del embargo de Griesa. "El desafío de la agenda económica será aprovechar el crédito internacional para graduar las correcciones y reconstruir los equilibrios, apuntando a sostener los elevados niveles de empleo; desafío no menor que requerirá de un acuerdo social explícito y la necesidad de empezar a construir como política de Estado un ancla nominal que evite en el futuro el abuso del atraso cambiario como único instrumento antiinflacionario", sostiene.
En este aspecto, Scioli sería más dependiente de un arreglo con los holdouts y la apertura del financiamiento externo que Mauricio Macri. Sin dólares, no hay gradualismo posible.
Carlos Melconian, el principal asesor económico de Macri, es menos optimista. Afirma que, al ritmo de ventas de las últimas semanas, en el Banco Central quedarán sólo u$s 2500 millones "disponibles en serio", descontando el swap con China, la deuda trabada por Griesa, los depósitos privados en dólares y los pagos de deuda comprometidos hasta diciembre. Dice que el atraso cambiario de hoy (autogenerado por la inflación y acentuado por los factores externos) es similar al de fines de 2001, antes de la caída de la Convertibilidad. Y que con el dólar a $ 9,30 argentina está 10% más cara en dólares que con el dólar a $ 6,35 de diciembre de 2013, antes de la devaluación de Kicillof.
De ahí que para Melconian, el sinceramiento cambiario sea inevitable y el éxito de la política económica dependa de si logra estabilizar un nuevo tipo de cambio, único, sin cepo, por debajo del actual valor del dólar paralelo, sin que la suba del dólar oficial se traslade en gran medida a la inflación. Cree que con un nuevo gobierno que genere confianza, un programa integral que apunte a reducir el déficit fiscal y la emisión, más el nuevo tipo de cambio oficial, sin cepo, los dólares del colchón empezarían a venderse, más allá de que la negociación con los holdouts lleve más tiempos de lo esperado.
"La nueva administración no contará con un período de gracia. Si el próximo presidente proviniera del Frente para la Victoria (Scioli), no puede descartarse que antes de asumir el 10 de diciembre negocie con el gobierno saliente un cambio de la política cambiaria (acelerar las minidevaluaciones, reducir la pérdida de reserva con más cepo o la emisión de algún bono) para que el legado sea menos exigente", dice en su último informe. Y reconoce que "en caso de ganar la oposición, no habría coordinación y el traspaso sería más tenso y desordenado". Para Melconian, ya es tarde para el gradualismo en materia cambiaria. Piensa que es un slogan de los políticos en campaña.
¿De dónde saldrán los dólares que faltan para volver a caer en la trampa? Para Bein la clave está en salir rápido a emitir deuda en el mercado de capitales, tras el inicio de las negociaciones con los holdouts y el levantamiento del embargo de Griesa. "El desafío de la agenda económica será aprovechar el crédito internacional para graduar las correcciones y reconstruir los equilibrios, apuntando a sostener los elevados niveles de empleo; desafío no menor que requerirá de un acuerdo social explícito y la necesidad de empezar a construir como política de Estado un ancla nominal que evite en el futuro el abuso del atraso cambiario como único instrumento antiinflacionario", sostiene.
En este aspecto, Scioli sería más dependiente de un arreglo con los holdouts y la apertura del financiamiento externo que Mauricio Macri. Sin dólares, no hay gradualismo posible.
Carlos Melconian, el principal asesor económico de Macri, es menos optimista. Afirma que, al ritmo de ventas de las últimas semanas, en el Banco Central quedarán sólo u$s 2500 millones "disponibles en serio", descontando el swap con China, la deuda trabada por Griesa, los depósitos privados en dólares y los pagos de deuda comprometidos hasta diciembre. Dice que el atraso cambiario de hoy (autogenerado por la inflación y acentuado por los factores externos) es similar al de fines de 2001, antes de la caída de la Convertibilidad. Y que con el dólar a $ 9,30 argentina está 10% más cara en dólares que con el dólar a $ 6,35 de diciembre de 2013, antes de la devaluación de Kicillof.
De ahí que para Melconian, el sinceramiento cambiario sea inevitable y el éxito de la política económica dependa de si logra estabilizar un nuevo tipo de cambio, único, sin cepo, por debajo del actual valor del dólar paralelo, sin que la suba del dólar oficial se traslade en gran medida a la inflación. Cree que con un nuevo gobierno que genere confianza, un programa integral que apunte a reducir el déficit fiscal y la emisión, más el nuevo tipo de cambio oficial, sin cepo, los dólares del colchón empezarían a venderse, más allá de que la negociación con los holdouts lleve más tiempos de lo esperado.
"La nueva administración no contará con un período de gracia. Si el próximo presidente proviniera del Frente para la Victoria (Scioli), no puede descartarse que antes de asumir el 10 de diciembre negocie con el gobierno saliente un cambio de la política cambiaria (acelerar las minidevaluaciones, reducir la pérdida de reserva con más cepo o la emisión de algún bono) para que el legado sea menos exigente", dice en su último informe. Y reconoce que "en caso de ganar la oposición, no habría coordinación y el traspaso sería más tenso y desordenado". Para Melconian, ya es tarde para el gradualismo en materia cambiaria. Piensa que es un slogan de los políticos en campaña.