El menemismo abrió las puertas a la droga; fue el primer gobierno que permitió el ingreso de capitales sin preguntarles de dónde venían, ni su procedencia, sin embargo, con la llegada del kirchnerismo se exacerbó el incentivo y el narcotráfico se instaló definitivamente en la sociedad y dentro de la estructura del poder.
Este gobierno es el único que ha tenido más funcionarios implicados de manera directa y denunciados ante la justicia, por vinculación directa con el narcotráfico. Los analistas internacionales, han indicado que Argentina está cerca de la “mejicanización” o “colombización”, neologismos utilizados para referir a la cercanía al modelo narco que está tomando el país, de aquellos dos paradigmas de los cárteles violentos, de las décadas de los 80 y 90.
El crecimiento exponencial de la inseguridad en los últimos diez o doce años, viene de la mano de este fenómeno, la instalación de los cárteles mexicanos, colombianos y peruanos, la corrupción estatal y policial y una clase política absolutamente apática al fenómeno y en muchos casos cómplice.
El gobierno lo niega y persiste en que todos los problemas del país datan de la década menemista. Es como si entre el 2000 y el 2015, nada hubiera ocurrido y en este caso en particular, la historia se hubiera detenido al principio de esta década. En otros casos, la República comenzó a funcionar a partir del 2003.
Dos lecturas propias de un gobierno maniqueísta, sin rumbo, fundador de la década ganada y responsable de la década drogada. (Agencia OPI Santa Cruz)
Este gobierno es el único que ha tenido más funcionarios implicados de manera directa y denunciados ante la justicia, por vinculación directa con el narcotráfico. Los analistas internacionales, han indicado que Argentina está cerca de la “mejicanización” o “colombización”, neologismos utilizados para referir a la cercanía al modelo narco que está tomando el país, de aquellos dos paradigmas de los cárteles violentos, de las décadas de los 80 y 90.
El crecimiento exponencial de la inseguridad en los últimos diez o doce años, viene de la mano de este fenómeno, la instalación de los cárteles mexicanos, colombianos y peruanos, la corrupción estatal y policial y una clase política absolutamente apática al fenómeno y en muchos casos cómplice.
El gobierno lo niega y persiste en que todos los problemas del país datan de la década menemista. Es como si entre el 2000 y el 2015, nada hubiera ocurrido y en este caso en particular, la historia se hubiera detenido al principio de esta década. En otros casos, la República comenzó a funcionar a partir del 2003.
Dos lecturas propias de un gobierno maniqueísta, sin rumbo, fundador de la década ganada y responsable de la década drogada. (Agencia OPI Santa Cruz)