Se cumplió una semana desde que el empresario con más vínculos comerciales con la familia Kirchner, quedó detenido en el marco de la causa por lavado de dinero. Atrás quedaron los años de protección política y favoritismo del Estado nacional para la expansión de sus negocios. La fotografía actual dista mucho de esos años que le permitieron incrementar 1.200% su patrimonio.
Con su empresa sin operar y al borde de la quiebra, Báez ahora está privado de su libertad, en una cárcel de máxima seguridad, con cámaras que lo vigilan las 24 horas y sin ningún tipo de privilegios.
Con un cuadro diabético, problemas de presión y una arritmia, incrementado por el complejo escenario judicial, la salud del empresario K no atraviesa el mejor momento. En el Penal de Ezeiza recibe controles rigurosos y continuos ya que algunos parámetros se desajustaron, “producto del estrés”, indicaron a Clarín. La semana pasada permaneció la primera noche en el Hospital de la cárcel producto de una descompensación.
No son los mejores días para el empresario que manejó el 78,4% de la obra pública que el gobierno de Cristina Kirchner destinó a su provincia, Santa Cruz. El escenario más impensado es al que debe adaptarse hoy: Se encuentra en un pabellón para hombres de baja conflictividad y para hombres mayores de 50 años, en una celda de pequeñas dimensiones. Por su estado de salud, debe cumplir diariamente con su medicación y “lo ideal” como describieron desde su entorno, sería una dieta específica pero reconocieron que “no hay menú en el penal”.
SIEMPRE AL CHANCHO CUANDO ESTÁ GORDO SE LO SACRIFICA, EN BENEFICIO DEL QUE LE DIO DE COMER!!!!
Con su empresa sin operar y al borde de la quiebra, Báez ahora está privado de su libertad, en una cárcel de máxima seguridad, con cámaras que lo vigilan las 24 horas y sin ningún tipo de privilegios.
Con un cuadro diabético, problemas de presión y una arritmia, incrementado por el complejo escenario judicial, la salud del empresario K no atraviesa el mejor momento. En el Penal de Ezeiza recibe controles rigurosos y continuos ya que algunos parámetros se desajustaron, “producto del estrés”, indicaron a Clarín. La semana pasada permaneció la primera noche en el Hospital de la cárcel producto de una descompensación.
No son los mejores días para el empresario que manejó el 78,4% de la obra pública que el gobierno de Cristina Kirchner destinó a su provincia, Santa Cruz. El escenario más impensado es al que debe adaptarse hoy: Se encuentra en un pabellón para hombres de baja conflictividad y para hombres mayores de 50 años, en una celda de pequeñas dimensiones. Por su estado de salud, debe cumplir diariamente con su medicación y “lo ideal” como describieron desde su entorno, sería una dieta específica pero reconocieron que “no hay menú en el penal”.
SIEMPRE AL CHANCHO CUANDO ESTÁ GORDO SE LO SACRIFICA, EN BENEFICIO DEL QUE LE DIO DE COMER!!!!