Leemos a Alejandro Bercovich:
En la jerga financiera se la conoce como “la concesión al mercado”. No es un impuesto, una comisión ni una tasa sino una tajada que todo gerente financiero o secretario de Finanzas procura minimizar mediante fórmulas y ecuaciones que ayudan a establecer el precio de corte óptimo de cada nuevo bono.
Lo que ganaron los siete bancos que organizaron el regreso de Argentina al mercado rondó los 350 millones de dólares, doce veces más que los 29,7 millones que se repartieron en comisiones por tramitar la colocación. Es lo que surge de la diferencia entre el precio de corte de cada bono (todos a la par menos el de más largo plazo, que se cotizó a 95,758 por cada lámina de 100) y el valor al que cotizaban ayer al cierre en el “mercado gris” o “over the counter”, según Reuters.
El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, se ufanó ayer varias veces de lo que ahorró en las comisiones cobradas por los organizadores. Apenas un 0,18% de los u$s 16.500 millones que lo ayudaron a juntar. Pero si a eso se le suma la comisión encubierta en el subidón que no alcanzó a prever su prestigioso equipo, el costo rondó el 2%. Un costo tan alto que cuando Néstor Grindetti lo pagó en 2010 para endeudar a la Ciudad, el mismísimo Ricardo López Murphy lo denunció como “obsceno”.
La pregunta que quedó flotando para el ministro (porque ayer no hubo ocasión de hacérsela en la breve conferencia de prensa que le dedicó al tema, pese a su relevancia) fue si no se podría haber pagado algo menos del 7,5% de interés por el bono a 10 años, que con unas pocas horas de vida ya rendía el 7,07%.
En la jerga financiera se la conoce como “la concesión al mercado”. No es un impuesto, una comisión ni una tasa sino una tajada que todo gerente financiero o secretario de Finanzas procura minimizar mediante fórmulas y ecuaciones que ayudan a establecer el precio de corte óptimo de cada nuevo bono.
Lo que ganaron los siete bancos que organizaron el regreso de Argentina al mercado rondó los 350 millones de dólares, doce veces más que los 29,7 millones que se repartieron en comisiones por tramitar la colocación. Es lo que surge de la diferencia entre el precio de corte de cada bono (todos a la par menos el de más largo plazo, que se cotizó a 95,758 por cada lámina de 100) y el valor al que cotizaban ayer al cierre en el “mercado gris” o “over the counter”, según Reuters.
El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, se ufanó ayer varias veces de lo que ahorró en las comisiones cobradas por los organizadores. Apenas un 0,18% de los u$s 16.500 millones que lo ayudaron a juntar. Pero si a eso se le suma la comisión encubierta en el subidón que no alcanzó a prever su prestigioso equipo, el costo rondó el 2%. Un costo tan alto que cuando Néstor Grindetti lo pagó en 2010 para endeudar a la Ciudad, el mismísimo Ricardo López Murphy lo denunció como “obsceno”.
La pregunta que quedó flotando para el ministro (porque ayer no hubo ocasión de hacérsela en la breve conferencia de prensa que le dedicó al tema, pese a su relevancia) fue si no se podría haber pagado algo menos del 7,5% de interés por el bono a 10 años, que con unas pocas horas de vida ya rendía el 7,07%.