Este sector al que el gobierno nacional tiene en la mira es el que más ha innovado, crecido, desarrollado, invertido en los últimos veinte años. Es hora de que se diga la verdad y que el pueblo sepa: "Nadie se volvió millonario ni se ha enriquecido haciendo agricultura en campos de terceros, sin embargo, el 70% de las tierras se producen de esta manera".
De las últimas cinco campañas agrícolas, tuvimos una muy buena, una buena, una regular y dos muy malas. Muchos actores se están retirando y emigrando. Varios de ellos fueron distorsionadores de precios a la hora de pagar alquileres, buscando un aumento de escala con una rentabilidad muy difícil y en algunos casos inexistente.
También están los otros, los verdaderos productores, los que siguen creyendo, los que siguen apostando, sabiendo que esto tiene un fin que es diciembre de 2015, cuando la Presidenta haya terminado su mandato.
Después de esto habrá que reconstruir la Argentina, habrá que recuperar la tierra arrasada.
La próxima campaña abre una serie de interrogantes.
La cadena agroalimentaria (dueños de la tierra, contratistas, empresas proveedoras de insumos y semillas, exportadores, bancos y los productores), deberán unirse para en conjunto sacar al sector adelante, con la premisa de que todos tenemos que ganar un poco y que nadie pierda.
Hoy los principales problemas son:
• Un IVA que se retiene por 30 a 60 días al productor cuando vende y que se le devuelve con suerte al año y medio.
• Un nivel de derechos de exportación confiscatorios, en caso de la soja US$ 200 la tonelada, brecha entre lo que vale la soja en Chicago y la Argentina, monto con el que se queda el Estado.
• Una diferencia del 80% en el tipo de cambio y una inflación en dólares, que lleva a un aumento de los costos, como creo que nunca hemos visto antes
.
• Y como si esto fuera poco, la intervención del Gobierno en el mercado de maíz y trigo, que hoy hacen que sea imposible producirlos.
A pesar de todo esto, estamos en el mejor lugar, como es la producción de alimentos, pero en el peor momento, por el accionar político del Gobierno. Por eso es que seremos muchos los que intentaremos poner innovación en cada cosa que hagamos, viendo una oportunidad para hacer nuestras empresas y nuestros negocios mas competitivos. Nos costó mucho tiempo, trabajo y esfuerzo construir una empresa como para simplemente bajar los brazos y deshacerla. Nunca vamos a perder la esperanza. Todos resignaremos algo, pero seguiremos adelante con optimismo, mirando todas las oportunidades que nos esta dando el mundo, con la mirada puesta en el cielo, pero no en la luna, con los pies en la tierra, pero no en el barro, como decía Pablo Hary, fundador de los grupos Crea. Y de esa manera llegar a ser parte de esa Argentina posible que soñaba mi amigo Oscar Alvarado y de la que hoy estamos tan lejos.
De las últimas cinco campañas agrícolas, tuvimos una muy buena, una buena, una regular y dos muy malas. Muchos actores se están retirando y emigrando. Varios de ellos fueron distorsionadores de precios a la hora de pagar alquileres, buscando un aumento de escala con una rentabilidad muy difícil y en algunos casos inexistente.
También están los otros, los verdaderos productores, los que siguen creyendo, los que siguen apostando, sabiendo que esto tiene un fin que es diciembre de 2015, cuando la Presidenta haya terminado su mandato.
Después de esto habrá que reconstruir la Argentina, habrá que recuperar la tierra arrasada.
La próxima campaña abre una serie de interrogantes.
La cadena agroalimentaria (dueños de la tierra, contratistas, empresas proveedoras de insumos y semillas, exportadores, bancos y los productores), deberán unirse para en conjunto sacar al sector adelante, con la premisa de que todos tenemos que ganar un poco y que nadie pierda.
Hoy los principales problemas son:
• Un IVA que se retiene por 30 a 60 días al productor cuando vende y que se le devuelve con suerte al año y medio.
• Un nivel de derechos de exportación confiscatorios, en caso de la soja US$ 200 la tonelada, brecha entre lo que vale la soja en Chicago y la Argentina, monto con el que se queda el Estado.
• Una diferencia del 80% en el tipo de cambio y una inflación en dólares, que lleva a un aumento de los costos, como creo que nunca hemos visto antes
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• Y como si esto fuera poco, la intervención del Gobierno en el mercado de maíz y trigo, que hoy hacen que sea imposible producirlos.
A pesar de todo esto, estamos en el mejor lugar, como es la producción de alimentos, pero en el peor momento, por el accionar político del Gobierno. Por eso es que seremos muchos los que intentaremos poner innovación en cada cosa que hagamos, viendo una oportunidad para hacer nuestras empresas y nuestros negocios mas competitivos. Nos costó mucho tiempo, trabajo y esfuerzo construir una empresa como para simplemente bajar los brazos y deshacerla. Nunca vamos a perder la esperanza. Todos resignaremos algo, pero seguiremos adelante con optimismo, mirando todas las oportunidades que nos esta dando el mundo, con la mirada puesta en el cielo, pero no en la luna, con los pies en la tierra, pero no en el barro, como decía Pablo Hary, fundador de los grupos Crea. Y de esa manera llegar a ser parte de esa Argentina posible que soñaba mi amigo Oscar Alvarado y de la que hoy estamos tan lejos.