UN'APLAUSO'PARA'ESTA'PLUMA.
Los socialistas se debaten en una misteriosa planicie a la que no logran descifrar. Si son progresistas, su ruta es la misma que recorren los “Camporitos”, los “Movimiento Evita”, los kirchneristas, los cristinistas y los minúsculos grupitos que se debaten en sueños individuales de una dieta y un sellito. Duele. Es así. Variante: Padre, pequé, soy derechista de izquierda y quiero disimular sin pecado concebido... Vade retro, Satanás. Jamás lo diremos. Jamás sucederá otra vez. No se oye una orquesta afinada.
El radicalismo progresista, aquél que sigue afiliado a la Internacional socialista no puede, sin el mismo pecado en la concepción, decir que ama a Mauricio sin que se le sonroje hasta el caracú. Las mentiras flagrantes se ven desde la tribuna. Los radicales están desnudos en la azotea. Quien los vote sabe que está votando la conveniencia y el burocrático pan del acomodo.
¿Qué queda de aquel peronismo que transitaba bajo la sombra del reclamo de Justicia Social? Nada. La Revolución Industrial del siglo XXI y la tiranía del conocimiento se llevará el 50% de los puestos de trabajo y el embargo tecnológico nos hace cada vez más dependientes. Agrícolos / Ganaderos y poco más. Ensamblar no es producir, es depender. La violencia urbana, el código narco y la corrupción estructural son los protagonistas que aceptamos. Los gremialistas tienen discursos inoperables.
Sería un buen ejercicio, para el progresismo, pedirle que defina a qué dedicar sus mejores afanes, sus más limpios anhelos, sus mejores planes. El progresismo está necesitando salir a caminar. Si puede salir de la cubierta del Titanic mejor que mejor. El progreso siempre ha sido real en tierra firme.
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