Mohamed A. El-Erian
9:47 - 1/10/2018
Imagínese un mundo en el que las reuniones del FMI fueran menos funcionariales. Antes de la reunión -la de 2018 tendrá lugar en Indonesia este mes- el FMI solicitará a sus 189 países miembros tres temas de política económica en los que centrarse, no sólo en los debates oficiales, sino también en los numerosos seminarios que se celebran en paralelo. El resultado sería un programa que respondiera mejor a la continua ansiedad que sienten un número creciente de responsables de la formulación de políticas.
El enfoque America First" deTrump ha tendido a amplificar los sentimientos internacionales de incertidumbre e inseguridad, especialmente en Asia. Ahora, más allá de tener que hacer frente a grandes cambios en los flujos de capital, tipos de interés y movimientos de divisas, estos países deben ajustarse a la realidad de que es posible que ni siquiera puedan contar con algunos de sus supuestos básicos de larga plazo sobre el comercio internacional.
En segundo lugar, a nivel institucional, el FMI seguiría presionando enérgicamente para que se adopten medidas de seguimiento y tratamiento de los efectos indirectos y los efectos indirectos, incluida la incorporación y expansión de vínculos financieros que son superiores en términos de supervisión, diseño de programas y mecanismos de alerta temprana. Esto evitaría que la cola de oscuras inestabilidades financieras sacuda la economía real. La importancia de tales medidas fue destacada a principios de este año en Argentina, donde un programa tradicionalmente bien diseñado fue efectivamente desbaratado en apenas unas semanas por desarrollos técnicos imprevistos.
El FMI es el organismo más adecuado para actuar como asesor de confianza y director eficaz de la orquesta mundial de políticas. Sin embargo, para cumplir con ese papel, debe fortalecer su credibilidad como líder receptivo y eficaz. Eso significa escuchar mejor a sus miembros y luego ayudarles a desplegar políticas más eficaces.
Project Syndicate