Hurgando por aca y por alla me encontre con esta nota de Juan Salinas....comparto.
Argentina: matriz productiva y moneda nacional
El surgimiento de este nuevo orden global ofrece a la Argentina una oportunidad única para desarrollar su economía nacional con inclusión social. Sin embargo, el país tiene un enorme problema: posee recursos naturales de importancia estratégica que permanecen sin explotar y/o son “extraídos”, esfumándose por diversas canaletas que nada tienen que ver con el desarrollo de la economía nacional y el bienestar de su población. Los sectores claves de la economía argentina son controlados desde hace muchas décadas por un pequeño y poderoso grupo de corporaciones que pujan entre sí por apropiarse de una mayor parte de los ingresos, rentas y riqueza generada y acumulada en el país, sin importarles el estancamiento de la economía, la desintegración de la nación ni el empobrecimiento y miseria de buena parte de los que habitan el suelo argentino. Sólo se interesan por acumular poder y riqueza, y fugarla del país.
Esta falta de conciencia nacional es un mal endémico que no se soluciona chamullando al oído de los grandes empresarios para que “paren la mano porque hay una guerra y todo el mundo sufre”. Tampoco se soluciona avisando que desde la cúspide del Ejecutivo se está pensando en convertir a Vicentin en una empresa testigo que permitirá ordenar lo que ocurre en el mundo de las exportaciones de granos y de la producción de alimentos. El Estado no es un sujeto, es un espacio de pelea, y en este contexto, los avisos sobre políticas a ser aplicadas en un futuro vaporoso alertan a los factores de poder y permiten que anticipen acciones que vacían de contenido a las políticas que se pretenden implementar. En lugar de advertir, hay que sorprender y obstruir inmediatamente a las canaletas por las que se fuga la riqueza del país, sancionando además severamente a los comportamientos ilícitos. En lugar de chamullar al oído de los poderosos, hay que comunicarle al pueblo lo que está ocurriendo, identificando a los que desabastecen, forman precios y producen corridas cambiarias y financieras. Esta comunicación permitirá poner el cascabel al gato, movilizando a la población en todas las instancias de la vida social para controlar el desabastecimiento y la remarcación descontrolada de precios, fenómenos que ya asoman a la intemperie.
La reciente intervención de la Vicepresidenta de la Nación señalando el “festival de importaciones” por las que se fugan los escasos dólares del país, abre las puertas a una nueva etapa destinada a desenterrar y revertir las causas más oscuras del drama argentino: una matriz productiva dominada por corporaciones transnacionales que constantemente reproducen la necesidad de dólares, pues “sin ellos no hay crecimiento posible”. Esta dependencia dolarizadora viene de lejos, se reproduce silenciosamente y se disimula adhiriéndose a la especulación financiera, al endeudamiento ilimitado, a la corrupción y a los ilícitos de distinta índole que en conjunto forman un nudo gordiano cada vez más difícil de romper.
En este juego perverso todo vale: desde los precios de transferencia y el comercio invisible entre filiales y casas matrices del complejo multinacional (sea este de capital local o extranjero) a la sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones, constante formación de precios, piruetas cambiarias y financieras de diversa índole, cantidades exportadas e importadas que jamás se controlan, etc. Un resultado de esta situación es la total pérdida de valor de nuestra moneda que, sustituida por el dólar, nos hunde aún más en la fuga, el endeudamiento ilimitado, la concentración de riqueza en pocas manos y la enorme pobreza y desigualdad social.
Sin embargo, no todo está perdido. Hoy existen condiciones internacionales únicas que, por primera vez en mucho tiempo, permiten iniciar una vigorosa e inteligente política de sustitución de importaciones, de anclaje de nuestra moneda en nuestros recursos estratégicos, y de orientación financiera y comercial hacia el nuevo orden global para romper el encadenamiento del país y de su futuro al imperio del dólar