Científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) elaboraron hace algunos años un informe en el que analizaron numerosas muestras de diversas armas, y observaron que -en condiciones ideales- todos los disparos dejan restos de metales pesados.
“Realizamos 50 disparos en un polígono de tiro con muchas armas de diverso calibre, entre ellas una pistola Bersa LR .22 similar a la que le habría producido la muerte a Nisman, y tomamos muestras minutos después, y hasta siete horas después”, dice Raúl Bolmaro, científico del CONICET, y vicedirector del Instituto de Física de Rosario (IFIR).
“Utilizamos un Microscopio Electrónico de Barrido, y logramos detectar residuos del fulminante -en menores cantidades, claro- incluso en las muestras tomadas más tarde”.