Encontre este art y decidi compartirlo.
La única lección de la Historia, es que no se aprenden sus lecciones, señalaba el escritor Aldous Huxley. Y esto, en el caso de Alemania, que arrastró a la humanidad a dos guerras mundiales -por decirlo de forma sintética- puede ser especialmente grave.
El escritor alemán Emil Ludwig (1880-1948), que defendía la idea de una Federación de toda Europa, advertía en 1939 que “una Alemania sin dividir dentro de la Unión se convertiría en un permanente foco de intranquilidad. Por su habilidad y sentido de los negocios sería pronto tan importante en la vida económica como una gran potencia”,y dicha Federación “puede acabar dominada por una Alemania unida e hipertrofiada”.
Charles de Gaulle llegó a decir con ironía: “Quiero tanto a Alemania que prefiero tener muchas”, una frase que repitió el presidente francés Françoise Mitterrand en 1990, cuando tuvo lugar la reunificación de Alemania, a la cual se oponía una buena parte de Francia. El devenir de los acontecimientos está demostrando que no estaban equivocados porque el origen de la peligrosa situación que vive hoy Europa y que podría evolucionar a una confrontación global -mediante EEUU, esta vez socio de los belicistas alemanes- tiene su origen en la reunificación de Alemania. Aquel hecho trajo la expansión de la OTAN hacia el este, a pesar de que no debía avanzar “ni un milímetro” más allá de la nueva frontera de la Alemania reunificada. Una vez superada la recesión económica y el incumplimiento del déficit que supuso la incorporación de 17 millones de ciudadanos de la RDA de un día para otro -repartiendo la carga entre todos los Estados de la Unión Europea de la época- Alemania mostró los dientes. Primero se impuso económicamente, luego se hizo con el control político de la Unión Europea, y por último apareció un nada disimulado espíritu de revancha contra los rusos, herederos de la URSS que los derrotó en la segunda guerra mundial. No se necesitan agudas interpretaciones psicológicas, basta con leer la prensa alemana. El Bild escribió: “¡El mundo entero estaba esperando esto. Ahora es el momento: Ucrania pisa a los rusos con tanques alemanes Leopard 2!”.
En realidad, “el mundo” -al menos, el informado- lo que estaba esperando, es que los Leopard 2 volvieran a hacer el ridículo, como lo hicieron en Siria, donde los yihadistas los destruían con explosivos caseros (igual que a los Patton estadounidenses). En aquella oportunidad, los medios alemanes justificaron la debacle argumentando que “el modelo 2A4 fue diseñado para luchar contra columnas de tanques soviéticos, no para sobrevivir a explosivos caseros”. Ahora tuvieron la oportunidad de luchar en las condiciones para las que fueron diseñados: y también fueron un fiasco.
Los tanques alemanes vuelven a arder en las estepas del este como en su momento ardieron los Tiger y los Phanter nazis. Y era obvio que los rusos harían la comparación. Pero Alemania no quiere ni oír hablar de su pasado y los medios respondieron sintiéndose ofendidos cuando el presidente ruso Vladimir Putin dijo: “quemamos tanques de diseño soviético pero lo que más nos gustó fue quemar Leopards y Bradleys”.